Nadie discute el éxito de la reunión del naciente Grupo de Lima formado para contribuir a la liberación del pueblo venezolano del yugo que se hace llamar “bolivariano”, ofendiendo al Libertador.
La dinámica de las sociedades y los países, al igual que la de cada uno de nosotros, suele estar cargada de objetivos, frustraciones, logros y contradicciones.
Después de 4 intentos de evitar el interrogatorio de Lava Jato, Lula ha tenido que sentarse en el banquillo de los acusados. A pesar de su astucia, no le fue bien.
Las delaciones de Odebrecht han sido como una ametralladora en campo abierto. No quedó partido sin muertos ni heridos, y sus líderes fueron las principales bajas. Entre tantos corruptos, la corrupción de Lula y del PT ha quedado relativizada. Ahora, entre los políticos tradicionales, la corrupción dejó de ser un factor diferenciador.
Lava Jato, hasta ahora, ha puesto bajo investigación a 415 políticos de 26 partidos políticos, entre ellos 80 congresistas. Además, ha permitido que la población visualice la escandalosa corrupción de famosos políticos y poderosos empresarios.
Hoy es un día histórico para el pueblo venezolano, puesto que se llevará a cabo la marcha más grande de los últimos años. Una multitud de ciudadanos inundará las calles y atravesará 19 puntos en Caracas hacia la Defensoría del Pueblo; reclamando en concreto (i) la definición de una fecha para elecciones, (ii) el reconocimiento de la Asamblea Nacional, (iii) la anulación de la inhabilitación de líderes políticos, (iv) la disolución inmediata de grupos paramilitares y (v) la destitución de los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia.
Las dos últimas semanas fueron atípicas. La población brasileña ha presenciado en la TV, día tras día, a altos ejecutivos de Odebrecht explicando en detalle la corrupción. Eran personas reales, gerentes importantes, explicando en vivo cómo era la realidad política en Brasil. Decenas de políticos que, hasta días atrás, eran personas muy respetables, hoy ya no lo son.
La temperatura del mar en la costa peruana se redujo y, con ello, las lluvias de El Niño costero terminan.
Según la legislación brasileña, si la campaña electoral de un presidente de la República es financiada con dinero corrupto, su elección debe ser anulada. Ello en cuenta de que Marcelo Odebrecht declaró que él financió la campaña electoral de Dilma Rousseff en 2014, con más de US$50 millones, y un tercio de ese dinero fue como pago por la Medida Provisional 470 que favoreció su empresa en 2009. Joao Santana, el asesor de la campaña de Dilma, refuerza esas declaraciones.
Dos semanas atrás, la Policía Federal de Brasil llevó a cabo la mayor operación de su historia, movilizando simultáneamente a 1,100 policías en seis Estados, interviniendo 194 locales de 30 empresas de la industria de la carne, recogiendo pruebas y realizando 38 arrestos. El motivo de la operación fue la denuncia de un esquema de corrupción de inspectores públicos para ocultar la venta de carne vencida y adulterada con ácidos y otros productos químicos.
A un año de la marcha contra Dilma Rousseff, los movimientos sociales han llevado a cabo una nueva marcha nacional. Aunque menor en su alcance, su agenda ha estado enfocada en las reformas para acabar con la corrupción. Los principales puntos considerados por los organizadores son: el fin del fuero privilegiado, lucha contra la corrupción, apoyo a Lava Jato, contra la autoamnistía de los congresistas, defensa del voto preferencial, etc.
El 17 de marzo de 2014 se inició la Operación Lava Jato, con el propósito de descubrir una red dedicada al lavado de dinero. En tres años, Lava Jato ha destapado el esquema de corrupción de políticos con Petrobras, Odebrecht y otras contratistas, dentro y fuera de Brasil.
En Brasil, una forma clásica de legalizar una coima era presentarla como donación electoral. Los contratistas hacían donaciones a las campañas de los políticos y ellos, una vez en el poder, le devolvían el favor en contratos. El argumento utilizado por ellos era que, si la donación fuera utilizada legalmente, recibir la donación era legal.
Después de tres años de trabajo y 38 operaciones, Lava Jato ha llegado a un punto de quiebre. Las declaraciones de los ejecutivos de Odebrecht recientemente homologadas, más las investigaciones paralelas, han creado una situación nueva. Altos políticos de todos los partidos políticos medios y grandes estarán involucrados en las confesiones, y en pocos meses deben ser enjuiciados.
Quienes venimos transitando por Ticlio por más de medio siglo damos fe del retroceso de sus glaciares, que considerábamos perpetuos, pero que en realidad iniciaron su repliegue hace siglos. La vida, por ejemplo, ha evolucionado desde esporádicos nichos de organismos unicelulares hasta seres complejos capaces de percatarse de su pasado y de angustiarse por su futuro… y lo ha hecho en paralelo a la evolución atmosférica: del fluido tóxico de sus orígenes hasta la hospitalaria mezcla actual, rica en oxígeno, subproducto de la fotosíntesis de algas y plantas.
La confesión de Barata, sobre la entrega de tres millones de dólares para financiar la campaña del Partido Nacionalista en la elección de 2011, ha propiciado que se retome la discusión sobre la necesidad de crear mecanismos que permitan transparentar las finanzas partidarias.
Brasil está de carnaval. Fuera de los desfiles, los bailes y la cerveza, nada funciona en el país.
La legislación brasileña favorece la corrupción y pone en riesgo muchos de los avances de Lava Jato. Por ello, el Ministerio Público Federal (Fiscalía de la Nación) ha tomado la iniciativa de proponer al Congreso un conjunto de cambios legales, llamados 10 Medidas Contra la Corrupción.
El jueves último se publicó el Decreto Supremo N° 026-2017-EF, que aprobó el reglamento de la denominada Ley del IGV Justo. Al día siguiente, el congresista Miguel Torres publicó varios tuits cuestionando dicho reglamento.
Durante muchos años Perú y Brasil vivieron de espaldas. A la rivalidad entre las mayores colonias de España y Portugal sucedió el imperio independiente de Don Pedro que convivió con nuestra República adolescente, a la que Bolívar legó pendencias interminables en el norte (Ecuador) y en el sur (Bolivia).
Brasil, igual que sus vecinos, era el paraíso de la impunidad. Los políticos y contratistas robaban miles de millones de dólares sin recibir castigo. Antes de Lava Jato, solo 16 políticos poderosos habían sido condenados, 8 fueron castigados, y uno cumplía prisión.
Esta semana ha sido triste pero importante para Brasil. El fallecimiento de la Sra. Marisa Lula da Silva, por un derrame cerebral, fue la nota triste. Y más triste aun está siendo el uso político que Lula le da al deceso de su esposa. Pero hay temas más importantes.
“Eike es nuestro patrón, nuestra expectativa y, sobre todo, el orgullo de Brasil cuando se trata de un empresario del sector privado” (Dilma Rousseff, 2012).
El juez Teori Zavascki, el relator de Lava Jato, murió en un accidente aéreo días antes de aprobar las confesiones de los 77 gerentes de Odebrecht. Su muerte ha generado muchas preocupaciones sobre la continuidad del proceso contra Odebrecht y de la misma Lava Jato. Ha generado, además, muchas teorías sobre su posible asesinato. Sin embargo, las evidencias existentes, hasta este momento, no dan base para ninguna de ellas.
El 1 de enero ocurrió una rebelión en la Prisión de Manaos en que fugaron 140 presos y 60 miembros del Primer Comando de la Capital (PCC) fueron horriblemente masacrados por los miembros de la Familia del Norte. Cinco días después, el PCC llevó a cabo una represalia, en la cárcel de Roraima, contra el Comando Rojo, aliado de la Familia del Norte, con un saldo de 31 muertos.
Iniciada en marzo de 2014, la operación Lava Jato ha demostrado que, en el Brasil de hoy, nadie es tan poderoso como para estar por encima de la justicia, y que la justicia puede ser ágil, muy ágil. En poco menos de tres años (33 meses) Lava Jato ha condenado a 120 corruptos a 1,257 años de cárcel, un promedio de 4 condenas cada 5 semanas, y 10 años de cárcel por condena.
La reciente tragedia en el miraflorino Larcomar nos confronta con otra expresión de la precariedad institucional de nuestro país, donde las reglas de juego no quedan claras y el incumplimiento impune de las normas incluye tanto a la mayoría informal como a la minoría formal.
Ayer fue día de manifestación en Brasil. En las principales ciudades del país, cientos de miles de participantes salieron a las calles en apoyo a Lava Jato, en respaldo a Sergio Moro, y en contra de las maniobras procorrupción de diputados y senadores.
Hace un tiempo atrás, tuve una experiencia que me permitió llevar a cabo la pregunta del título de la presente columna. ¿Es eficiente el rol de los reguladores e Indecopi? ¿Se han alineado los intereses en favor del afiliado o aún subsisten cobros abusivos, oligopolio y poder de mercado que alinean intereses en favor del productor?
Sin duda en el Perú existe un vacío respecto a la reflexión estratégica sobre el futuro; ni los políticos, empresarios o académicos queremos pensar en el largo plazo y nos concentramos en lo inmediato. Mientras tanto, la cuarta revolución tecnológica continúa gestando un escenario mundial completamente diferente al de hoy en día, cuyas implicancias y repercusiones aún no se perciben en su totalidad. Pese a ello, ya se plantean interrogantes sobre el impacto en los países productores de materias primas de un mundo futuro donde materiales como el grafeno sustituyen al cobre; en ese contexto, se habrá repetido la historia de las bonanzas efímeras que comentaba Basadre, como el caso del guano o del salitre.
Las recientes cifras de crecimiento económico no son muy alentadoras, ya que la inversión probada se ha paralizado y más aun con el efecto nocivo de Las Bambas. Si bien en agosto llegamos a crecer 5.52% con respecto a similar periodo del año pasado, todavía estamos muy lejos de llegar a los primeros pronósticos anuales del Marco Macroeconómico Multianual (MMM).
Las elecciones municipales resultaron ser un desastre multidimensional para el Partido de los Trabajadores (PT): perdieron ciudades, votos, recursos e imagen, mientras sus rivales se han fortalecido en esas áreas.
Ayer, 144 millones de brasileños fueron a las urnas para elegir a 5,568 alcaldes. Los resultados aún son de la primera vuelta, pero permiten visualizar los cambios políticos que están ocurriendo.
El jueves pasado fue elegido el nuevo presidente de la Cámara de Diputados. Este cargo es el segundo más importante en la jerarquía política brasileña, solo después del presidente de la República. Como Michel Temer no tiene vicepresidente, sería el presidente de la Cámara de Diputados quien lo sustituiría en caso de ser necesario.
Lula afirma tener 200 diputados negociados y la oposición dice tener 320 de los 342 que necesita para el juicio político. Es posible que estos números no sean 100% confiables. Lo que sí sabemos es que Lula sigue comprando diputados y que el precio ha subido a US$350 mil por voto. La subasta de diputados está escandalizando al país.
La marcha por la salida de Dilma, con 5 millones de participantes, ha acelerado los ritmos políticos de Brasil y ha ahondado la crisis del PT. La contramarcha del PT contó con menos de 300,000 participantes, una proporción de 1/16, y no logró generar la contraofensiva que Lula necesitaba. Las dinámicas políticas contrarias al gobierno de Dilma se han mantenido.
En abril tendremos las elecciones presidenciales y casi el mapa político estaría configurado en partidos de centro derecha con corte populista. La probabilidad de que tengamos un partido de izquierda radical en el gobierno es casi nula. Básicamente seguiremos con las mismas políticas de 1990, con apertura de mercados y regulación de los mismos a través de los organismos reguladores.
El ministro Piero Ghezzi ha lanzado un reto a todo aquel que no crea en su amado Plan de Diversificación Productiva (PDP). Asumimos el desafío. Al parecer, el ministro Ghezzi se ha quedado detenido en el tiempo. La Diversificación Productiva fue la estrategia que siguieron principalmente los países asiáticos durante los años 80, cuando recién despegaba la revolución tecnológica que ahora nos gobierna, y nacía la Economía y Sociedad de la Información y el Conocimiento. Al parecer, Produce desconoce que desde el año 2011 el mundo ya cambió de Era, y ahora vivimos en la Era de la Tecnología Consciente (ETC).
Douglass North, Premio Nobel de Economía en 1993, falleció el lunes pasado a los 95 años, dejando un invaluable legado que dio inicio a un cambio trascendental en las ciencias económicas.
En estos últimos días, se viene discutiendo en el Congreso de la República la posibilidad de que un jubilado pueda retirar hasta el 95.5% de sus fondos de pensiones cuando llegue a los 65 años. Se dejaría el 4.5% para que le pueda cubrir Essalud, en caso no tenga una buena cobertura de seguro privado.
Los peruanos hemos empezado poco a poco a debatir si deberíamos acoger refugiados del Medio Oriente. Para muchos, la propuesta es frívola: un país que no puede atender a sus propios pobres no puede gastar recursos en atender una tragedia que, en términos crudos, no nos pertenece.
Javier Medina, uno de los futuristas más importantes de América Latina, nos acompañó hace unos días en la celebración del Día Internacional del Futuro. Nos dijo que la mayor de sus preocupaciones era que no percibimos que es necesaria una “transformación productiva” en la región, es decir, un cambio de paradigmas mentales, porque la demanda futura de bienes y servicios ya no estará basada, como hoy, en calidad, precio y oportunidad de entrega, sino principalmente en la atención a gustos y preferencias personalizadas y en una mucha mayor valorización de la innovación, principalmente en sectores como energías renovables, nuevos materiales, alimentos funcionales e inteligencia artificial.
Recuerdo mi niñez cuando iba al mercado Buenos Aires de los Barrios Altos. Ahí, un señor, con uniforme plomo y quepí, a pie, vigilaba los puestos de venta que ofrecían verduras, frutas y demás productos de pan llevar. Era el policía municipal, que representaba al Estado en todo el sentido de la palabra. Las amas de casa le reclamaban cuando sentían que el peso o precio de lo comprado no era el correcto.
Pareciera que toda América Latina estuviese entretenida en sus propios problemas: Argentina y el “suicidio” del fiscal Alberto Nisman, Brasil y la corrupción en Petrobras, Colombia y el Diálogo de Paz en Cuba, México y los de-saparecidos de Iguala, Venezuela y la crisis derivada de la baja en los precios del petróleo, y por supuesto, el Perú y el affaire “Belaúnde Lossio” y la ley “Pulpín”.
En este mes celebramos dos momentos significativos: el 16 de enero de 2008 el agente peruano Allan Wagner depositaba la demanda del Perú por la delimitación marítima con Chile ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya, por decisión del presidente García. Siete años después, el 27 de enero de 2014, se dio el fallo a favor del Perú, que reconoció nuestra soberanía sobre 50,000 kilómetros cuadrados de espacio marítimo, lo que equivalía al 75% de lo que habíamos solicitado.