En este mes celebramos dos momentos significativos: el 16 de enero de 2008 el agente peruano Allan Wagner depositaba la demanda del Perú por la delimitación marítima con Chile ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya, por decisión del presidente García. Siete años después, el 27 de enero de 2014, se dio el fallo a favor del Perú, que reconoció nuestra soberanía sobre 50,000 kilómetros cuadrados de espacio marítimo, lo que equivalía al 75% de lo que habíamos solicitado.
La demanda, escueta como era, no tuvo cálculo político. La historia venía de antiguo, desde 1986, cuando el embajador Bákula presentó un memorando a la Cancillería chilena en el cual planteaba definir el límite marítimo entre Chile y Perú.
En 2006 solicité al canciller chileno iniciar negociaciones para ese efecto, pero no aceptó mi propuesta. En enero de 2007 una ley chilena sobre la región Arica Parinacota proclamó como inicio de la frontera con el Perú el Hito 1, y este tema se instaló con fuerza en la agenda de la política nacional e internacional del Perú. Había que asumir una difícil decisión, puesto que nuestras debilidades saltaban a la vista, al igual que las fortalezas del lado chileno eran evidentes. Pese a ello, con clara visión de historia, el Gobierno Peruano decidió encarar el problema, consciente de que postergar decisiones suele aumentar las dificultades y conflictos, lo cual es especialmente válido cuando se trata de temas de soberanía.
Luego de la presentación de la demanda ante la corte de La Haya, vino la inmensa tarea de sustentarla por escrito. Un grupo de peruanos asumió esa responsabilidad, revelando fortalezas en nuestro lado y debilidades ocultas en el lado chileno.
Al mismo tiempo, una intensa labor de negociación con el Ecuador —en la que jugó papel importante la amistosa relación entre sus presidentes— nos permitió obtener un acuerdo de límites marítimos que, además de ser conveniente para ambos países, inhibió al Ecuador de apoyar a Chile ante la corte de La Haya y erosionó la posición chilena respecto a la Declaración de Santiago.
Esta posición, como se sabe, pretendía que tal declaración se hiciera pasar como un acuerdo de límites entre los tres países.
Después del alegato oral, era claro que íbamos a ganar. ¿Cuánto? Esa incógnita se despejó hace un año, cuando la corte de La Haya hizo justicia a nuestro reclamo.
José Antonio García Belaunde, Ex canciller del Perú
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