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Opinión

Douglass North, Premio Nobel de Economía en 1993, falleció el lunes pasado a los 95 años, dejando un invaluable legado que dio inicio a un cambio trascendental en las ciencias económicas.

North empezó su carrera académica como historiador económico. Luego de revolucionar este campo con la aplicación rigurosa de la teoría económica y el uso de métodos cuantitativos, se dio cuenta de que tales herramientas tenían limitaciones. Había preguntas que la economía neoclásica no podía responder. Así, en un giro en sus estudios, North desarrolló las bases de una nueva teoría, hoy conocida como la nueva economía institucional (NEI).

Advirtió que, si bien el libre mercado funciona bien y explica el crecimiento económico en ciertos contextos, esta no es la norma. Para que el mercado permita el mejor uso de los recursos de una economía y genere los incentivos para la competencia y la innovación, fuerzas motoras del crecimiento económico, necesita un conjunto de reglas (instituciones) bajo las cuales funcionar. La teoría económica convencional ignora el rol de estas reglas. La NEI postula la necesidad de incluir las instituciones en el análisis económico. Las reglas de juego y el grado y forma en que se hacen cumplir (instituciones) determinan cuán bien asignados y protegidos están los derechos de los agentes económicos. Cuanto mejor sean asignados y protegidos los derechos, más bajos serán los costos de transar y operar en los mercados. A su vez, cuanto más costoso sea intercambiar, más limitada será la extensión del mercado y las posibilidades de crecimiento.

Una estrategia de desarrollo que no incluya el marco institucional o limita su efectividad a largo plazo o, como lamentablemente se ha observado en países de la región, hace que las reformas introducidas se reviertan. Por largo tiempo, se pretendió resolver las llamadas “fallas del mercado” mediante una agresiva intervención estatal. Básicamente, se reemplazó el mecanismo del mercado con la decisión pública. Sin embargo, lo que usualmente falla no es el mecanismo del mercado, sino la falta de condiciones necesarias para su funcionamiento. Ese es el rol del Estado, la generación de tales condiciones.

Finalmente, una estrategia de desarrollo que favorezca el fortalecimiento de las instituciones y el funcionamiento del mercado tiene también importantes repercusiones para enfrentar el problema de la desigualdad en el ingreso. Bajo un marco institucional deficiente, solo unos cuantos están en posibilidad de participar activamente en los mercados, ya que pueden obtener la protección de sus derechos (a través de relaciones personales y recursos económicos). Una mejora en el marco institucional permitiría una mayor participación de la población en los mercados y en los beneficios que de tal participación se derivan.

Este es legado que nos deja Douglass North. Más aún, estas son las ideas que nos dejó cuando visitó el Perú en 1995 y en 2003.


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