“Eike es nuestro patrón, nuestra expectativa y, sobre todo, el orgullo de Brasil cuando se trata de un empresario del sector privado” (Dilma Rousseff, 2012).
Durante el gobierno del Partido de los Trabajadores (PT), Eike Batista tuvo un ascenso meteórico, promovido por Dilma como el gran ejemplo del empresario brasileño, capaz de aprovechar las oportunidades de la economía global. En el auge de su acenso, en el año 2012, Eike llegó a ser el 7º hombre más rico del planeta (según Forbes), con un patrimonio supuesto de US$30 mil millones. Hoy, Eike está quebrado con un patrimonio (negativo) de menos de US$1,000 millones, está con orden de captura internacional y se ha fugado del país.
Gracias a las investigaciones, hoy se sabe que la fortuna de Eike fue construida a la sombra del sistema de corrupción montado por el PT. Solo del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) Eike ha obtenido US$5 mil millones en créditos, y de la Caixa Federal, otro banco público, obtuvo US$2 mil millones más, etc. Eike ha resultado siendo un ejemplo típico del capitalista mercantilista y corrupto. El PT le garantizaba crédito subsidiado y Eike financiaba las campañas del PT, incluida la elección de Dilma el 2014 (según confesión de la esposa de Joao Santana).
Eike es el caso más famoso, pero está lejos de ser el único “brasilionario” fabricado con dinero público y corrupción. Con activos del orden de US$300 mil millones, el BNDES es más grande que el Banco Mundial, y ha financiado a Eike, a Odebrecht y muchos más. Cuando se abran los files reservados del BNDES descubriremos otros casos de “orgullo de Brasil” que se hicieron ricos gracias al mal uso de los activos de la banca pública.
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