16.ABR Martes, 2024
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Opinión

La semana pasada, obedeciendo la sentencia del juez Sergio Moro, el Banco de Brasil ha bloqueado US$2.8 millones en depósitos de Lula en una empresa privada de pensiones, VGBL. El hallazgo sorprendió por dos motivos: (1) El discurso de Lula fue siempre de ser una persona de pocos recursos y nunca informó al país que poseía una cantidad tan grande de dinero; y (2), cuando presidente, Lula se opuso a los sistemas privados de pensión y fue defensor del sistema público, pero terminó optando personalmente por una empresa privada. El PT no sabe qué decir para explicar esos hechos.

También la semana pasada, el Foro de Sao Paulo (creado por Lula y Fidel Castro), en su 23ª reunión, en Nicaragua, acordó apoyar decididamente al gobierno dictatorial de Maduro. En el Brasil, el PT habla de defensa de la democracia, pero dan la espalda al movimiento democrático del pueblo de Venezuela, chocando a los sectores medios del país.

Nadie sabe si Lula va a ser o no candidato presidencial, pero si tomamos sus palabras como referencia, vemos que el PT está optando por radicalizar su discurso y su accionar. Si el PT mantiene esa postura de confrontación social, es poco probable que logre recuperar su legitimidad y sus fuerzas políticas en el centro y sur del Brasil. Lo que sí puede suceder es que consolide su presencia en las regiones de mayor arraigo populista: el norte y noreste del país. Pero con esa configuración no ganan en 2018.

Los estrategas del PT no logran, hasta ahora, asimilar la condena de Lula ni reencontrarse con la sociedad brasileña. El PT se está quedando preso en el pasado, como una fuerza que no entiende los nuevos tiempos.


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