La semana pasada, Michel Temer salió victorioso del intento de juicio político por corrupción. De los 342 votos necesarios para iniciar el impeachment, la oposición obtuvo solo 227, mientras el gobierno mantuvo su mayoría con 263. Con esta victoria, Temer se consolida, por lo menos, por algunos meses más.
Los mercados financieros y la Bolsa de Valores celebraron la victoria de Temer por la reducción de la incertidumbre y por la perspectiva de continuidad de las reformas.
Temer ya ha hecho la reforma fiscal y la reforma laboral, pero ahora la reforma del sistema de pensiones y la reforma política saltan a la agenda nacional.
La más urgente para el país es la reforma del sistema de pensiones, pues con un déficit anual de US$42 mil millones, el actual sistema de pensiones anula cualquier posibilidad de estabilización económica del país. Sin embargo, la reforma de las pensiones va a significar la postergación de las jubilaciones y la disminución de los montos pagados, y ambos son impopulares.
La reforma política es de interés de los partidos. Con las denuncias de Lava Jato se ha hecho difícil financiar las campañas electorales con las coimas. Los partidos, entonces, quieren que el Estado financie sus campañas, y están proponiendo la creación de un fondo de US$1.8 mil millones para ese fin. En el Brasil las personas trabajan 153 días al año, 5 meses, solo para pagar impuestos. En ese contexto, no es lógico aumentar impuestos para financiar a partidos corruptos.
Temer no ha muerto políticamente, pero tiene una agenda desafiante. Si él no logra soluciones razonables a esas dos reformas, sus maniobras habrán sido inútiles para el país.
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.