25.NOV Lunes, 2024
Lima
Última actualización 08:39 pm
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Columna Abraham Levy

Un paseo por cualquier espacio público de Lima muestra a los vecinos muy arropados últimamente. Es el frío de agosto, tradicionalmente el mes más frío del año. Algunos años, no obstante, el día más frío se ha presentado desde mayo hasta octubre indistintamente. Esto debido a condiciones de El Niño o La Niña que, iniciándose en la mitad del año, alteraban el ciclo anual de temperaturas de la capital y en general de la costa. Este año, en el que estamos pasando de El Niño costero a condiciones normales, la sensación de frío ha venido marcándose en la costa de modo gradual y conforme hemos ido avanzando en el otoño e invierno, igualmente han venido cayendo las temperaturas. El mar se sigue enfriando aún y el viento costero está muy favorable a seguir enfriándose algo más aún. Consecuentemente, la segunda quincena de agosto apunta a ser más fría que la primera y el día más frío del año podría darse en ella. Es posible que, de seguir el enfriamiento del mar, el 2017 muestre el punto más frío en setiembre. De cualquier manera, vamos a seguir con alta sensación de frío durante agosto, setiembre y recién empezaremos a notar un cambio durante octubre. A diferencia de otros años, no hay nada que haga pensar que el alejamiento del frío se anticipe.

El 1 de setiembre próximo empezaremos a contabilizar las lluvias que se irán presentando en lo que será el año hidrológico o año de lluvias 2017-2018. Este no se cuenta como un año convencional desde el 1 de enero sino desde la fecha aludida. Coincide con el inicio de la primavera meteorológica. La primavera astronómica comenzará el 22 de setiembre.

Segundo año de PPK: la perspectiva climática y su respuesta económica lucen, ambas, halagüeñas.

Hace algunos meses escribí en este mismo periódico una columna titulada “Un SOAT para El Niño”. La misma buscaba poner en relieve la enorme brecha que existe entre los daños que produce El Niño y las coberturas de seguros de ellos.

La Antártida es una masa continental ubicada alrededor del Polo Sur. Su clima determina que esté cubierta de hielos y que sus mayores bahías en el borde costero presenten masas de hielo en forma de plataformas flotantes sobre el océano unidas al continente.

Las dificultades que el reciente Niño costero ha traído a nuestro país han servido para poner rei-teradamente en discusión los riesgos que el cambio climático trae a nuestro territorio.

Son los registros en el Aeropuerto de Ahvaz en Irán, el último jueves y posible récord histórico para la zona. Ahvaz, Abadán y otras ciudades próximas al límite norte del golfo Pérsico son, con Kuwait y algunas locaciones del extremo sur de Iraq, parte de uno de los focos más cálidos del mundo.

Los limeños estamos acostumbrados a vivir bajo un manto de nubes casi perpetuo entre mayo y noviembre. Esta condición está muy vinculada al potenciamiento estacional (entre el otoño y la primavera) del llamado Anticiclón del Pacífico Sur (APS).

El próximo martes a las 11:24 de la noche, los rayos del sol caerán verticalmente en un punto del Trópico de Cáncer, que este año estará ubicado cerca de la frontera entre China y Myanmar. Ese fenómeno, el momento exacto en que el sol proyecta sus rayos verticalmente lo más al norte posible o lo más al sur posible (seis meses después), respecto de la línea ecuatorial, es llamado solsticio.

La historia de la pesca industrial de anchoveta es la historia de El Niño. Empezamos a fines de los 50 con esta lucrativa actividad hasta que en 1965 una floreciente industria se encontró con su primer Niño de cierta relevancia. La falta de conocimiento impactó fuertemente en el ecosistema. 1964 fue el último gran año de las aves guaneras en Perú. En 1965 la mortandad fue terrible por el doble efecto de la pesca y El Niño.

No obstante los reclamos, el presidente Trump ha sumado a su país a la mínima lista de aquellos que no participan en el Acuerdo de París. Este acuerdo limita de forma voluntaria (no hay sanción si no se cumplen las metas autoasignadas) las emisiones de gases de efecto invernadero, GEI, a las que su predecesor, Barack Obama, comprometió a los EE.UU.

En un país donde las publicaciones científicas son más una excepción que una constante, la magíster Alejandra Martínez y el doctor Ken Takahashi, ambos científicos del Instituto Geofísico del Perú, acaban de volver a destacar con su reciente publicación ‘El muy fuerte El Niño costero de 1925 en el Pacífico oriental’.

Estamos a un mes de empezar el invierno. Este año arranca en la noche del 20 de junio. El clima costero que vive influenciado por lo que sucede en el mar adyacente sigue bajo los efectos de un evento El Niño costero que deambula entre ser débil y moderado hasta las mediciones de esta semana.

El miércoles, Lima alcanzó 30 °C. No en La Molina ni Chaclacayo, los alcanzó en casi toda la ciudad. Las estaciones meteorológicas de la Universidad Nacional Agraria en La Molina, del aeropuerto en el Callao, del Lima Golf en San Isidro y del Senamhi en Jesús María (29.6 °C) dan cuenta de la extensa cobertura de tan alta e inusual marca en mayo.

Hay que agradecerle a Pablo de la Flor por aceptar hacerse cargo de la Reconstrucción con Cambios de los impactos de El Niño costero 2017. Abandona un alto cargo del BCP para encargarse de las siempre azarosas tareas de combinar la gestión pública con las apremiantes demandas de la población afectada. Eso dice mucho de él.

La mayoría de gente tiene predilección por el verano. No es gratis: el cuerpo se siente bien bajo el sol y el calor. De hecho, nuestra piel “fabrica” vitamina D3 cuando es expuesta la radiación UVB. Esta vitamina tiene un impacto estimulante sobre nuestro estado de ánimo y su carencia está vinculada con estados depresivos.

Acabamos de cruzar la marca de 410 partes por cada millón de partes que constituyen nuestra atmósfera inferior, la cantidad que ocupa de ella el CO2 o dióxido de carbono. ¿Qué es el CO2? Es el gas que las plantas y los humanos devolvemos al aire tras respirar oxígeno. Lastimosamente los automóviles, las plantas de generación eléctrica y en general los motores que queman derivados del petróleo o carbón también producen el CO2.

Indeci ha hecho públicas sus estimaciones del costo humano y material que El Niño Costero 2017 ha establecido. No hace una separación en aquellas regiones en las que el impacto de las lluvias no es atribuible a El Niño, sino más bien a la propia estacionalidad de las lluvias.

Uno de los aspectos menos conocidos de la emergencia climática vivida tiene que ver con la muy rápida reacción de las empresas agroindustriales de la costa central y norte para preservar sus campos y sus riegos.

El mar de la costa peruana alcanzó su mayor calentamiento poco después del 15 de marzo. Entonces, las temperaturas de las playas desde Lima a Tumbes alcanzaron su pico. Tan altas como en los días más duros de los grandes episodios de El Niño.

El presidente de Ecuador declaró: “Tenemos el mismo temporal que el Perú; de hecho hay varias publicaciones de la prensa peruana diciendo ¿por qué en Tumbes se sufre tanto y en Ecuador no?”. Para rematar, los campesinos ecuatorianos dicen que su presidente hace muchos años vio las inundaciones que allí ocurren e hizo obras para protegerlos. De acuerdo al Instituto Oceanográfico de la Armada Ecuatoriana, las estaciones de medición de lluvias en Guayaquil, Puná y Puerto Bolívar han tenido lluvias normales entre enero y marzo, solo Libertad ha duplicado su lluvia. No está lloviendo diluvialmente en Ecuador y sí en Perú. Solo el 3 de febrero llovió muy fuerte en Guayaquil y sí se inundó. En Perú, nuestras lluvias son 10 a 20 veces más abundantes que lo habitual en varias de nuestras muy castigadas ciudades. No en Tumbes precisamente. Ninguna publicación peruana ha reclamado lo antes mencionado. Al señor Correa, que quiere sacar provecho de nuestras miserias, se le debe recordar que Perú llegó al día siguiente del terremoto ecuatoriano del 2016 haciendo lo debido: ayudando y respetando.

Todos nuestros padecimientos climáticos tienen un solo origen: el significativo calentamiento del mar. Una costa acostumbrada a aguas relativamente frías está condenada por el bloqueo que le imponen los Andes a ser climáticamente desértica. Eventualmente, como ahora, los vientos encargados de mantener al agua fría dejan de hacer su trabajo y hacen uno inverso: permiten el ingreso de agua caliente. Por eso llueve más en Piura, luego Chiclayo y ahora la costa central. A lo largo del año, las temperaturas del mar suelen ser más frías a mediados de setiembre y más cálidas a mediados de marzo. Ese es el problema: ha coincidido un calentamiento importante de las aguas con el momento en que ellas están más calientes. La temperatura total del agua está en 28 °C en gran parte del tercio norte del país. Ello corresponde a aguas típicas de los trópicos y se evaporan y producen lluvias igualmente típicas. De eso se originan huaicos, calor, etc. En abril, las temperaturas del mar deben bajar y también los terribles impactos.

Vengo de Piura. No pude llegar a Tumbes (ni Talara) porque la carretera está interrumpida por las lluvias y ausencia de Provías. Las principales ciudades han recibido cantidades diluviales de lluvia que han destruido severamente la infraestructura pública y privada, producen creciente daño económico y riesgo sanitario. Ha llovido ya entre el 25% y 35% de lo que cayó en 1998 y aún no termina. La laguna La Niña crece a cada hora alimentada por un inmenso río Piura que trae tanta agua cada día como la que se necesita para regar unas 8,000 hectáreas por año. El gobernador tiene que hacerle frente a la pobreza, a la naturaleza y a un Estado y país que prefieren mirar de costado hasta que pasen las aguas. La destrucción llega en la forma de miles de metros cuadrados de pistas. Decenas de km de la Panamericana destruidos y centenas de kilómetros de vías secundarias. Casas, casitas y casotas sufren por igual el embate de las aguas en una región donde hay 1 bomba de agua por cada 10,000 personas o más. Jalón de orejas a los ministros que suelen ir corriendo cuando se achoran en Saramuro o Las Bambas, pero solo van a Piura para la foto. Ana Jara lo puso bien claro: daños en Piura, exigen que ministros se queden en la región a pernoctar, que tomen decisiones y resuelvan problemas.

Al cierre de esta redacción, la temperatura de la superficie del mar en las playas de Paita era de 29.1° C. Temperatura suficientemente elevada como para gatillar tormentas importantes en la costa norte entre Piura y Tumbes. Desde la noche del jueves, tormentas fuertes acompañadas de lluvias torrenciales se han presentado en la región Piura, acrecentando una vez más el caudal del río Piura, que, de seguir lloviendo durante el fin de semana, puede alcanzar valores críticos. Esto es: caudales entre 2,000 y 3,000 m3/segundo. Un volumen medio diario suficiente para llenar en un solo día, lo que todo un verano hace en las represas y lagunas del Rímac que atienden las demandas de agua de la ciudad de Lima. Del calor que seguiremos teniendo no necesito escribir. El Servicio Meteorológico, además, en concordancia con lo que están mostrando los indicadores de temperaturas, vientos y los modelos de predicción de lluvias, ha emitido una alerta para toda la costa norte. Con énfasis en las regiones de Piura y Tumbes y la provincia de Lambayeque, se pueden esperar lluvias torrenciales en los próximos cinco días, por lo menos. Entretanto, el ENFEN ha indicado que El Niño costero se extenderá durante todo marzo y abril, por lo pronto. El otoño tendrá que esperar…

La Dirección de Hidrografía de la Marina y el Imarpe miden todos los días la temperatura de nuestras playas.

Habiendo llegado a la mitad del mes de febrero, ya vamos teniendo una visión más amplia del llenado de embalses en el país.

El reciente calentamiento del mar está produciendo, desde hace dos semanas, el más característico de sus impactos en la costa norte: excedentes extraordinarios de lluvia. Desnuda además las enormes dificultades que tenemos para lidiar con ellas.

Se ha emitido un comunicado del Enfen que indica una alerta de El Niño Costero. Se indica en él que posiblemente se alcance la magnitud débil en la intensidad de este El Niño costero.

En el clima de la costa hay El Niño de 1998 y todo el resto. Las noches más cálidas (25 °C-26 °C), la temperatura más alta de Lima (35.2 °C), la mayor lluvia de Ica y mil casos más se vivieron en 1998.

Tras meses sin llegar al mar, las aguas de lluvia de varios ríos de la costa peruana finalmente alcanzaron el Océano Pacífico la última semana. Lo anterior no sería noticia si el agua sobrase y todos los usuarios que puedan disponer de ella lo hubieran hecho.

Tras una administración hiperrestrictiva de la pesca industrial y poco promotora de la pesca artesanal como lo fue la de Humala, más 3 episodios costeros de El Niño; los desembarques de anchoveta fueron los peores en casi tres décadas. Los burócratas que no conocen de pesca, puestos a gobernarla, terminaron perjudicándola.

Ayer viernes, múltiples estaciones meteorológicas de Lima ubicadas en distintos distritos de la ciudad alcanzaron por primera vez este verano 30 °C. Algunos pasaron de 31 °C.

Las mediciones meteorológicas que hora a hora realiza el aeropuerto de Lima para seguridad de los vuelos ofrecen un registro de la distancia que puede ver un piloto para aterrizar en nuestra ciudad.

Lima se va quedando sin agua. En medio del fragor navideño y de la creciente división entre nosotros, la falta de lluvias se va carcomiendo las reservas de agua de Lima sin que muchos lo sepan.

El próximo miércoles 21, a las 5:44 a.m., los rayos del sol caerán verticalmente sobre el Trópico de Capricornio en un punto situado muy cerca de la costa Atlántica de África. Será el instante inicial del verano 2017 en el hemisferio sur.

Casi todo el Perú que se encuentra detrás de las cumbres de los Andes occidentales, que hacen de límite de los ríos que fluyen hacia el Pacífico, ha experimentado una mejoría sensible en sus lluvias. Desde Puno hasta Cajamarca se está observando un mejor desempeño de las lluvias. En la selva igual.

La vulnerabilidad que tiene el Perú –como cualquier otro país– a la falta de regularidad en las lluvias es tremenda.

Somos una sociedad muy arraigada a los mitos. Nuestra necesidad de información y explicación de muchos fenómenos climáticos, que nos han acompañado durante siglos, ha servido para acrecentar un acervo muy variado de mitología peruana.

2016 será el segundo año más cálido del siglo XXI en Lima. Apenas algo menos que el 2015, que con El Niño al costado es mayor que el actual pero no por mucho. Al igual que en el planeta, ya sin El Niño, seguimos muy cálidos.

La temporada de lluvias en la sierra ya se inició. Sin embargo, se encuentra en sus etapas iniciales y la distribución de las precipitaciones no ha sido uniforme.

Desde ayer entró en vigencia el Acuerdo de París cuyo objetivo medular es contener el calentamiento global hasta 1.5 °C por encima de las temperaturas medias globales previas a la era de la industrialización. El acuerdo es una plataforma a la que se le incorporan países y reglamentos cuyo propósito es alcanzar el objetivo.

El marco legal vigente establece que las fuentes de generación de energía con recursos renovables (solares, eólicas, etc.) no deben pasar del 5% de la generación total y, de hecho, están cerca de él.

Acabo de viajar en un avión pequeño con dos motores de hélice y nos encontramos en ruta con algunas tormentas que el piloto pudo evitar en casi todo su desarrollo. Casi todo. La parte que no pudo mereció gritos de algunos pasajeros al tiempo que la firmeza en el control de la nave se había perdido.

Alguien tiene que encargarse de informar cómo andan las cosas allá en la alta atmósfera sobre la Antártida, donde cada año, en esta época, se forma el agujero de ozono. Sí señor, solo en esta época y solo sobre la Antártida. En ninguna otra parte ni en ninguna otra época nuestro planeta padece esta condición. Es, pues, un tema estacional.

Así como hay estación para las lluvias y estación para las heladas, también la hay para los incendios forestales. Este 2016 la magnitud de los incendios es sencillamente espeluznante.

En la baraja del clima, las cartas del verano se reparten al inicio de la primavera (o antes en casos de El Niño o La Niña).

La costa peruana y su estable clima –gracias a un adecuado marco de desarrollo económico y regulatorio– está liderando el desarrollo social y económico del país.

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