En la baraja del clima, las cartas del verano se reparten al inicio de la primavera (o antes en casos de El Niño o La Niña).
Con el inicio de la estación, en setiembre, llega el nuevo informe del Enfen (Estudio Nacional del Fenómeno de El Niño) que da cuenta de altas probabilidades de que el mar frente al litoral peruano –que es el que determina el clima de nuestra costa– tenga todas las potencialidades de presentarse, en los meses de verano, con temperaturas muy próximas a lo que corresponde según los promedios históricos.
Lo anterior implica temperaturas significativamente menores que las observadas el verano pasado. Por ejemplo, en el verano 2016, Lima registró 12 días con temperaturas máximas encima de 30 °C medidos en nuestro aeropuerto. En un verano normal eso sucede, por lo general, una o ninguna vez. En zonas más altas como San Juan de Lurigancho, Cercado o La Molina sí es más frecuente.
Aún nuestro mar no ha retornado a sus temperaturas y características normales tras los extensos 15 meses del reciente El Niño costero. Ello ha derivado en que el invierno en la costa sea algo –no mucho– menos intenso que lo habitual. Ese calor extra post Niño aún aparece en modelos climáticos y es lo único que podría potenciar el verano por encima de lo habitual.
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