Vengo de Piura. No pude llegar a Tumbes (ni Talara) porque la carretera está interrumpida por las lluvias y ausencia de Provías. Las principales ciudades han recibido cantidades diluviales de lluvia que han destruido severamente la infraestructura pública y privada, producen creciente daño económico y riesgo sanitario. Ha llovido ya entre el 25% y 35% de lo que cayó en 1998 y aún no termina. La laguna La Niña crece a cada hora alimentada por un inmenso río Piura que trae tanta agua cada día como la que se necesita para regar unas 8,000 hectáreas por año. El gobernador tiene que hacerle frente a la pobreza, a la naturaleza y a un Estado y país que prefieren mirar de costado hasta que pasen las aguas. La destrucción llega en la forma de miles de metros cuadrados de pistas. Decenas de km de la Panamericana destruidos y centenas de kilómetros de vías secundarias. Casas, casitas y casotas sufren por igual el embate de las aguas en una región donde hay 1 bomba de agua por cada 10,000 personas o más. Jalón de orejas a los ministros que suelen ir corriendo cuando se achoran en Saramuro o Las Bambas, pero solo van a Piura para la foto. Ana Jara lo puso bien claro: daños en Piura, exigen que ministros se queden en la región a pernoctar, que tomen decisiones y resuelvan problemas.
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