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Opinión

La historia de la pesca industrial de anchoveta es la historia de El Niño. Empezamos a fines de los 50 con esta lucrativa actividad hasta que en 1965 una floreciente industria se encontró con su primer Niño de cierta relevancia. La falta de conocimiento impactó fuertemente en el ecosistema. 1964 fue el último gran año de las aves guaneras en Perú. En 1965 la mortandad fue terrible por el doble efecto de la pesca y El Niño.

En 1972-1973 se pasó de 13 a 2 millones de toneladas de captura, de un año a otro. Devastamos el recurso cuando El Niño lo empujó a la costa. Le demoró alrededor de 15 años a la naturaleza recuperar la población de anchoveta. Desde entonces las autoridades y la industria
–cada vez mejor– preservan la continuidad del recurso.

Desde el 2012 al 2016, los Niños costeros del 2012 y 14 más el fenómeno El Niño 2015-16 han resultado en capturas anuales que han promediado los 3 millones. Solo el frío mar del 2013 permitió 4.7 millones.

Este año empezamos pescando mejor y las perspectivas son favorables. Basados en los desembarques reportados y las perspectivas climáticas, Perú debe pasar 5 millones de toneladas de captura sostenible por primera vez desde el 2011. Justo, cuando más lo necesita nuestra alicaída economía.


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