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Columna Enrique Castillo

El presidente viajó al valle del Tambo y cumplió con su palabra. Eso estuvo bien, porque lo había prometido con fecha y todo. Vale el intento. Pero pasó un momento muy incómodo, y se trajo un sonoro “agua sí, mina no”.

Todo parece indicar que el debate por los decretos legislativos dados por el Ejecutivo al amparo de las facultades delegadas no será tan difícil o tan beligerante como algunos pronosticaban.

El gobierno acaba de publicar los 112 decretos legislativos al amparo de la delegación de facultades.

Pedro Pablo Kuczynski va a necesitar mucho más que su reconocido carisma y su humor inglés en el 2017. Si no toma el control real de su administración y lidera su gobierno, no podrá corregir todos los errores cometidos, ni poner en marcha con éxito todos sus planes.

El presidente de la República tiene la posibilidad, la capacidad y la potestad de definir y decidir el rumbo que debe seguir su gobierno para sacar adelante al país, siempre y cuando sea para beneficio de todos los ciudadanos y para fortalecer la institucionalidad, el Estado de Derecho y el proceso democrático. Para eso fue elegido. Eso es indiscutible.

¿Es posible una alianza explícita entre el Gobierno y el fujimorismo? Siempre es posible. ¿Sería beneficiosa? En el corto plazo podría serlo, pero en el mediano y largo plazo sería muy perjudicial para todos.

La encuesta de Ipsos publicada ayer en El Comercio trae algunos datos que no deberían dejar de tomarse en cuenta.

La última CADE permitió conocer los planes y proyecciones de varios ministerios en particular, y la visión del gobierno en general. Esto ha sido bueno y novedoso. No siempre se tiene la posibilidad de apreciar tantas exposiciones de ese nivel al frente, en tan poco tiempo y en un solo lugar.

Con motivo del fallo de La Haya apreciamos algunos reportajes sobre la situación en ambas ciudades de la frontera peruano-chilena, y su nivel de integración.

Si alguien nos hubiera dicho hace unos años que llegaría el momento en el que China se iba a convertir en el abanderado de la apertura y del libre comercio, frente a un Estados Unidos amenazado por las sombras del proteccionismo, no lo hubiéramos creído.

¿Hay alguna necesidad de que la bancada del gobierno alargue su crisis interna?, ¿el tema Vieira o Bruce no puede resolverse de manera ejecutiva?, ¿por qué prolongarlo hasta la semana en la que solo debería hablarse de APEC?, ¿al presidente, que es el líder natural de la bancada oficialista, no le preocupa o no le importa esta situación?, ¿tampoco les interesa a los demás miembros de la bancada, a quienes también concierne y afecta esta crisis?

Al evaluar la gestión de los primeros cien días, se ha hablado bastante del presidente de la República y del primer ministro. Pero muy poco se ha hablado de los ministros.

La ministra de Justicia ha dicho que la autonomía real que el Ejecutivo otorgó a Julia Príncipe permitió que la Procuraduría Anticorrupción denuncie a Ollanta Humala y a Nadine Heredia.

Con su mensaje y el anuncio de cinco medidas contra la corrupción, el presidente ha tratado de corregir los errores que su gobierno cometió en el manejo del caso Moreno y de los consejeros presidenciales. Una buena decisión que puede neutralizar la caída de su aprobación y el deterioro de su credibilidad.

Si es verdad todo lo que estamos conociendo sobre el ex asesor presidencial Carlos Moreno, entonces surgirán varias preguntas.

El ministro de Economía, Alfredo Thorne, expresó su preocupación con respecto a la organización de los Juegos Panamericanos, y señaló que “lamentablemente no se ha hecho nada” (Gestión, 28 de setiembre de 2016).

No sabemos qué fue lo que pasó en el caso de la congresista Yeni Vilcatoma. Si la bancada fujimorista castigó a una parlamentaria que no se sometió al orden establecido; o si a la congresista se le pasó la mano, y creyó que podía exigir lo que sea y enfrentarse a quien sea, sin darse cuenta de que pertenecía a una bancada. Pero lo cierto es que la primera renuncia a un grupo parlamentario se produjo sin cumplir siquiera dos meses de funcionamiento del Congreso.

Siempre hemos admirado el profesionalismo, la capacidad para investigar, la independencia, y esa distancia del poder político de Julia Príncipe que la hacía capaz de enfrentarse a este si era necesario. Sin dejar de reconocer sus virtudes, hoy –y seguramente contra la corriente– lamentamos que haya aceptado un cargo con tanta premura.

Resulta muy curioso enterarse de que congresistas chilenos han pedido a la presidenta de su país, Michele Bachelet, que impida el ingreso y comercialización del pisco peruano en los mercados chilenos.

Es un momento oportuno para iniciar el debate de las reformas electorales y aprobarlas en el corto plazo. Si esto demora, tendremos encima las elecciones municipales y regionales del 2018, y se contaminará el debate por intereses políticos, y por las proyecciones con miras al 2021.

¿El ministro de Educación suscribe públicamente las palabras del primer ministro, de que encontraron “(…) parálisis, rupturas de cadena de mando, debilidad y desidia, así como decisiones de última hora que afectaban a la gestión entrante?”.

Los gestos y los dichos de los miembros de Peruanos por el Kambio, de Fuerza Popular y del Frente Amplio alejan cada vez más la posibilidad de una convivencia pacífica en el escenario político.

Fue un discurso con el que nadie puede estar en desacuerdo. Un discurso con sueños que todos, en algún momento, hemos tenido o tenemos. Un discurso con las mejores intenciones, que pueden firmar todas las tiendas políticas, de cualquier signo u orientación. Todos queremos que todos tengan agua las 24 horas; educación pública de calidad; servicio de salud oportuno y eficaz; la mayor formalización; infraestructura para el desarrollo; un país sin discriminación, sin inseguridad y sin delito. No llegó a ser una visión, tampoco un discurso magistral y menos una pieza de oratoria. Fue un discurso de campaña llevado formalmente al Congreso al estilo PPK: optimista pero algo desangelado. No provocaba los aplausos, los arrancaba. Le deja todo el peso de la responsabilidad al discurso de Fernando Zavala en el Congreso.

De todos los ministerios que conforman el Ejecutivo, el del Interior es el más difícil, complejo, caótico, y seguramente frustrante.

Si se confirma, es una muy buena noticia que el presidente electo, Pedro Pablo Kuczynski, piense en designar como ministro de Relaciones Exteriores a un diplomático de carrera. Se necesita a alguien que regrese Torre Tagle a un buen rumbo, y que asesore adecuada, prudente y profesionalmente al presidente de la República.

Si el actual ministro de Educación, Jaime Saavedra, quiere seguir como titular de esa cartera en el próximo gobierno, debe decirle claramente al país si apoya a su actual compañero de gabinete, el ministro de Defensa, en su denuncia por traición a la patria contra los periodistas del programa Panorama, o si rechaza y no está de acuerdo con esa desproporcionada, gravísima y sospechosa denuncia, que más que el cumplimiento de la ley, parece una venganza del actual gobierno, y un burdo intento de amedrentamiento y silenciamiento.

Si PPK, cualquiera de sus vicepresidentes o su próximo ministro de Economía –que estuvieron en el Cusco– hubieran ido al multitudinario Congreso de la Asociación de Municipalidades del Perú, desarrollado el sábado en la Ciudad Imperial para escuchar a los alcaldes (provinciales, pero principalmente distritales de los municipios urbanos y rurales del interior del país), quizás pensarían mejor lo de la creación del Ministerio de Apoyo a las Regiones, y habrían escuchado al verdadero Perú profundo.

Luego de los resultados electorales, corren los días de la preparación de un nuevo gobierno que tiene ante sí varios retos importantes.

Las cifras que hasta anoche se mostraron no dan como para ser categóricos. Dan para ser prudentes y obligan a esperar hasta el resultado oficial de la ONPE. Pero nos permiten hacer algunos comentarios.

Estamos exactamente a 6 días de la elección en segunda vuelta, y solo algunos privilegiados sabrán durante los próximos días cuál ha sido el impacto del debate en las preferencias del electorado. Porque encuestas habrá, pero no podrán ser publicadas ni difundidas.

En los últimos procesos electorales la mayoría de peruanos fue a votar en cada segunda vuelta por el candidato que representaba el mal menor. Así, se optó por la resignación más que por la esperanza, por el conformismo más que por el cambio. Pero con convicción.

La violencia y la inseguridad serán los primeros problemas que tendrá que empezar a resolver el nuevo gobierno. Su verdadera oposición será la delincuencia, que ya tomó las calles y arrinconó a este gobierno, actuando con total libertad –por paradójico que suene–, impunidad y ferocidad.

¿El resultado de la segunda vuelta depende solamente de quitarle el norte a una o de arrebatarle el sur al otro?

No sabemos si Keiko y PPK son conscientes de lo que les espera luego de la segunda vuelta, si ganan. No sabemos si son conscientes de las consecuencias que van a generar con todo lo que vienen haciendo o dejando de hacer. Pero lo cierto es que todo lo que estamos viendo en esta segunda parte de la campaña no nos deja mucho espacio para el optimismo luego del 5 de junio.

¿Por qué razón se le va a permitir a una persona retirar su fondo solo cuando tiene enfermedad terminal comprobada?

Verónika Mendoza se encuentra en una situación muy incómoda y muy difícil. Para el Frente Amplio, durante la campaña para la primera vuelta, el fujimorismo ha sido la expresión de la dictadura y la corrupción; mientras que el pepekausismo ha sido la expresión del entreguismo y el lobbismo. Adicionalmente, ambos han sido para Verónika la misma cosa, el mismo sistema, el mismo modelo. ¿A quién apoyar ahora?

Los resultados de ayer nos traen algunas conclusiones:

El mal llamado debate fue una verdadera burla. Un muy mal formato y una pésima distribución de los tiempos hicieron que los moderadores hablen en más oportunidades y más tiempo que los candidatos a la presidencia, que era a quienes los peruanos realmente queríamos escuchar.

No sabemos por qué, pero el Jurado Nacional de Elecciones se ha dedicado a hacer política. Y con ello, ha enrarecido el proceso electoral hasta el extremo, haciendo que cada decisión y cada acción parezca sospechosa.

A veces las mismas encuestadoras se esmeran en darles la razón y argumentos a quienes las critican.

Lo más significativo de la encuesta de Ipsos de ayer es el empate de Verónika Mendoza y Alfredo Barnechea en el tercer lugar, frente a la exclusión de Julio Guzmán y César Acuña.

A 30 días de las elecciones generales no tenemos candidatos definitivos, ni para la presidencia de la República ni para el Congreso. Fina cortesía del Jurado Nacional de Elecciones y de sus diversas instancias.

Si hay una institución que ha generado la mayor incertidumbre y confusión en un proceso electoral en las últimas décadas, esa ha sido el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) presidido por Francisco Távara, en sus distintos niveles e instancias.

Hay varias cosas que observar en la encuesta de Ipsos de ayer. Los errores de Keiko –que debió ofrecer disculpas a los arequipeños y reprender a sus dirigentes, y sus críticas a Acuña por lo del SIN– determinan su mayor caída en los últimos meses. La gente empieza a ver el lado malo del fujimorismo.

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