¿El resultado de la segunda vuelta depende solamente de quitarle el norte a una o de arrebatarle el sur al otro?
Pareciera que algunos creen que el tema es solo territorial y que hay que hacer todos los esfuerzos –y utilizar todos los medios– para “invadir” y arrebatar los bastiones ajenos. Y parece que esto no es del todo cierto.
Aparte de los indecisos, hay un bolsón muy importante que hay que trabajar, y es el de los que votaron por la candidata o el candidato en la primera vuelta.
Pedro Pablo Kuczynski (PPK) no tiene un voto cautivo, un voto duro, un voto absolutamente leal.
Tiene la simpatía de bolsones de pobladores que votan por él por diferentes razones y factores, que no necesariamente coinciden entre sí.
No es gente que va a seguir a PPK haga lo que haga o diga lo que diga.
Y por ello será PPK quien deba tener más cuidado con lo que hace y dice, porque no es nada fácil tratar de mantener el equilibrio en medio de tantos intereses.
Tiene margen para avanzar y conquistar nuevos electores, pero un alto riesgo de perder los que tiene si sus decisiones no gustan a algún sector.
Keiko Fujimori sí cuenta con un voto duro, un voto incondicional, una preferencia fujimorista cuyo único objetivo es llegar al poder, a como dé lugar.
¿Esto le hace más fácil avanzar?, no necesariamente, pero le permite hacer cosas sin tener que preocuparse por lo que puedan sentir o pensar sus votantes leales.
Su problema es tratar de compatibilizar los intereses de los suyos con los que hay que conquistar.
Su mayor riesgo es no lograr la adhesión de nuevos electores y quedarse alrededor del 40%.
PPK tiene que salir a ganar electores y cuidarse de no perder los que ya tiene por temas como la unión civil, la CTS o César Acuña, por ejemplo.
Keiko Fujimori debe cuidar que los electores que ya tiene no espanten a los que quiere conquistar.
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