Las cifras que hasta anoche se mostraron no dan como para ser categóricos. Dan para ser prudentes y obligan a esperar hasta el resultado oficial de la ONPE. Pero nos permiten hacer algunos comentarios.
Si gana PPK, será el triunfo de dos campañas en una. Una campaña fue la de Peruanos por el Kambio, políticamente pobre, errática, poco inteligente, y cuya única fortaleza –aunque no suficiente– fue la presencia y la marca de PPK. La otra campaña, la paralela, la campaña anti-Keiko –y no pro PPK, y hasta quizás, a pesar de PPK–, fue la más contundente, la más comprometida, la que inclinó la balanza de los indecisos en la última semana, porque sembró el miedo al fujimorismo a partir de un hecho que recordó las prácticas montesinistas. PPK solo no hubiera podido. Y si pierde, es porque ambas campañas no le alcanzaron.
Si pierde Keiko, se lo deberá –como hace cinco años– a sus más cercanos colaboradores, que en las últimas dos semanas les dieron a sus enemigos las municiones para sembrar el miedo a un eventual gobierno fujimorista, borrando con una mano lo que la candidata hizo durante cinco años con la otra. Si gana, habrá alcanzado su objetivo, a pesar de haber tenido a todos en contra.
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