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Columna Carlos Basombrío

El 2 de febrero del 2003, invitado por el primer director, Augusto Álvarez Rodrich, publiqué mi primera columna en Perú21. Fue solo cinco días después de haber renunciado a ser viceministro del Interior, luego de que llegamos a la conclusión de que ya no teníamos el apoyo del presidente Toledo para hacer reformas de fondo en el sector.

La fragmentación política del poder en el Perú es el rasgo más fuerte e inmodificable de los meses y años que vienen.

¿Qué peruano puede jactarse de haber compartido una mesa de reflexión en la Universidad de Stanford, una de las más importantes del mundo, con el presidente Obama y con el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg?

Fuerza Popular: sin duda, el más importante. Si tiene la representación que tiene en el Congreso, no se debe solamente a la cantidad de votos, sino a su presencia nacional. Como todos, presenta problemas internos, como la tensión entre keikistas y albertistas, pero quizá su más importante desafío sea cómo mantener unidos en torno a Keiko a quienes la han visto dos veces llegar a la puerta del horno.

Hace unos días vi el tuit de una persona que desde Venezuela pedía auxilio para conseguir Valsartán, que, como sabemos los hipertensos, es un remedio súper común y que se consigue en todas las farmacias. Sabemos, también, que la hipertensión hay que medicarla diariamente. Pero en Venezuela casi ya no hay medicinas. Y no todas las enfermedades son como la hipertensión. Algunas matan en pocos días. Es verdad que tampoco hay alimentos y que se recursean con sopa de sobras y malviven. Y los más desafortunados escarban en la basura a ver qué se encuentra. Es que los más pobres soportan mucho peor este horror cotidiano.

De confirmarse su victoria, Pedro Pablo Kuczynski tendría ahora que hacer lo más difícil para un político que gana una elección: un gran ejercicio de humildad. Tiene que darse cuenta de que ganó por haber estado en el lugar correcto en el momento correcto y no por una gran campaña.

1.- Sabrás tener sentido de urgencia. La inseguridad es un drama cotidiano para las víctimas. No se puede administrar el problema o poner curitas por aquí y por allá. Se requieren grandes transformaciones.

Los fujimoristas están indignados por la denuncia contra Joaquín Ramírez, la que consideran un ataque vil a su candidatura a pocas semanas de las elecciones. Pero, si Keiko Fujimori hubiera actuado cuando la procuradora Julia Príncipe pidió el levantamiento de inmunidad para su secretario general, en noviembre del 2014, nada de esto estaría ocurriendo.

El flagelo de la inseguridad ciudadana se vuelve cada día más insoportable. De un lado, por el uso cada vez mayor de la violencia y, del otro, por su articulación con el crimen organizado. Urge liderazgo y manos limpias para enfrentarlo.

Pacto con la ilegalidad: los mineros ilegales depredan el ambiente. No pagan impuestos. No cumplen con leyes laborales. Conviven con todo tipo de delitos, incluyendo la prostitución de menores y la trata de personas. El gobierno ha dado algunos pasos para acabar con este flagelo. Keiko ha firmado con ellos que derogará esas normas que los “perjudican”. En Cajamarca, en cambio, ha dicho que va a “rescatar ideas de Santos”. O sea, dura con la formal y blanda con la ilegal.

Como en América Latina han sobrado los dictadores y no han faltado los grandes escritores, tenemos abundante literatura del género. Baste recordar El otoño del patriarca de García Márquez, El recurso del método de Carpentier, Yo, el Supremo de Roa Bastos o La fiesta del Chivo de Vargas Llosa.

Los que creen en soluciones mágicas para la seguridad ciudadana han puesto de moda que los militares van a solucionar el problema. Fue esa la propuesta de Toledo y García en la primera vuelta. Ahora Keiko dice que sacará a la Marina en el Callao. Reitero: demagógico, inviable y contraproducente.

Fuerza Popular, con un tercio de los votos emitidos, ha conseguido casi dos tercios de las curules del Congreso. Ello se explica por la cifra repartidora que favorece al que queda primero y la mejor distribución nacional de su votación. Este resultado complica a Keiko Fujimori en sus pretensiones de ganar la presidencia. Creo que ella debe ser la primera en lamentar, al menos en esta etapa, el haber obtenido tantos congresistas y ser mayoría absoluta.

KEIKO: Tiene casi 40% y lo que le falta conseguir es poco. Tiene una presencia nacional muy importante y llegada a los sectores más pobres. Para muchos, que ya controlen el Congreso puede ser garantía de un gobierno fuerte. Hay temor a que un gobierno de PPK en minoría parlamentaria pueda ser fuente de inestabilidad. Muchos van a querer darle una oportunidad y creerle cuando dice que ha cambiado. Keiko va a ser vista por muchos como alguien joven con la vitalidad necesaria para gobernar el Perú en tiempos difíciles. No necesita que los otros sectores políticos la vean como el mal menor, sino solo un empujoncito de los indecisos.

Están los indignados ante un posible retorno del fujimorismo. El antivoto de Keiko ha subido significativamente en las últimas semanas. Hay mucha rabia ante la posibilidad de que quienes saquearon el país puedan volver a gobernar. Más aún de que no hayan cambiado, pese a que lo digan de la boca para fuera. Algunos ejemplos: las oscuras financiaciones desde Vermont, lo más cercano a una offshore dentro de EE.UU.; que el congresista Joaquín Ramírez siga siendo secretario general del partido de Keiko y la acompañe en toda la campaña, pese a que tiene pedido de la Fiscalía de levantamiento de inmunidad por lavado de activos. También, por el burdo psicosocial, al clásico estilo montesinista, orientado a sembrar terror en los muchachos que iban a la marcha del 5 de abril, diciendo que venía un golpe de Estado y que habría bombas. Parece comprobarse aquello de que gallina que come huevo, aunque le quemen el pico… Me sumo a los indignados.

Recta final de unas elecciones desacreditadas y llenas de sospecha, algo que temo que vayamos a pagar caro más adelante. Baste decir que el 57% cree que el Jurado actúa por “razones políticas”.

Tengo memoria política de las elecciones desde la Constituyente el 78. Y no me queda duda que estas son las más enredadas y complicadas que recuerdo. Ni siquiera las del 2000 se asemejan. En aquella ocasión era clarísimo, para la mitad del país, que al estilo Chávez-Maduro estaban estructuralmente viciadas y eran fraudulentas. La otra mitad miraba al costado.

Keiko Fujimori sigue siendo favorita, pero por primera vez hay razones fundadas para pensar que puede no ser presidenta en el 2016. Como se sabe, las posibles segundas vueltas ya no le sonríen (salvo con Alan). Influye el azar. El caso Guzmán, que pudo nunca darse, la ha afectado significativamente. El desembarcado candidato la ha responsabilizado de su salida, señalando que ella manipuló esta decisión, como una maniobra para sacar de juego a quien podría ganarle. Se refería a que dos encuestas habían encontrado que, de darse en ese momento la segunda vuelta, entre ambos habría habido una reñidísima disputa por la presidencia.

Pero, en cambio, creo que Alan y Lourdes no tienen presente y sus posibilidades de ganar las elecciones son iguales a cero.

El enredo electoral no solo continúa, sino que empeora. Aunque parezca increíble, tenemos aún muy poca idea de cuántos candidatos a la presidencia de la República vamos a tener el 10 de abril.

Tan súbita como peligrosamente las elecciones han pasado de ser una competencia por quién gana –salvaje pero legítima–a una discusión sobre quién es el que está haciendo fraude.

UNA PARA ELLA. Datum pregunta sobre segundas vueltas para Keiko. Con Alan García es un paseo campestre y le saca 35 puntos de ventaja. Con Acuña el resultado se parece mucho y le saca 26 puntos de ventaja. Pero con Guzmán hay un virtual empate, Keiko con 42% y el rival en 41%. (Y no duden de que igual sería con otro “nuevo”, ahora que él está fuera de contienda). Incluso con el “viejo” PPK la cosa le viene bien peleada: Keiko 44% y PPK 37%.

Qué poca prolijidad están teniendo los candidatos para limpiar sus filas de procesados, corruptos y tramposos (empezando por PPK, que dijo que la limpieza de listas sería el sello de la suya). Pero está también la facilidad con que se permite que personajes con graves cargos por derechos humanos y vínculos oscuros con Montesinos participen en sus filas.

Keiko: sólida y estable por encima de 30%, triplica al segundo. Venció claramente la pulseada con el fujimorismo duro. Por ahora no hay indicios de que pueda ganar en primera vuelta. Flaquezas hay, pero pocas. Un tercio de sus votantes podría cambiar su voto. El 67% considera que robará si llega al gobierno, solo por debajo de los que piensan eso de García y Toledo. Guzmán: sorprendente 10% que se explica porque un 55% quiere a alguien nuevo. Sus primeras semanas en las ligas mayores muestran que es bien pichón y se equivoca mucho. Falta todavía para saber si es el outsider de estas elecciones o si será reemplazado.

“Te voy a decir lo que vamos a hacer. Es malo, pero aquí vale todo”. (César Acuña, en reunión que creía secreta, planificando su reelección para alcaldía).

Julio Guzmán, pasando de 0% a 5% en un mes, se convierte en un resumen del porqué tenemos 19 candidatos. Si él pudo, por qué no yo, se dicen los 14 que están por debajo. Entre los chiquitos los hay de dos tipos, los “pequeños”, aquellos que están por debajo de la valla. Y aquellos que podríamos llamar “microcandidatos”, a saber, aquellos que figuran en el rubro otros.

Todas las campañas electorales traen sorpresas. Creo que la más importante hasta ahora es la aparición de César Acuña. No tanto porque haya figurado en las encuestas rápidamente, sino por el apabullante poder económico que exhibe.

Lo que está ocurriendo en San Marcos en estos días no es una mala noticia. Al contrario, son los últimos coletazos de un grupo de rectores que decidieron que la ley no era para ellos.

Cuando hace poco la oposición democrática logró la mayoría absoluta en el Congreso venezolano, los defensores del chavismo, aquí y en otras partes, pretendieron que esa era la demostración del talante democrático del régimen. Con qué facilidad olvidaban todo el proceso previo de uso perverso de las instituciones para favorecer a sus candidatos. (Por cierto, algo idéntico a lo que hizo el fujimorismo para las elecciones del 2000). Queda claro ahora que, si reconocieron el resultado, solo fue por la imposibilidad de hacer otra cosa. No sé si fue exigencia de los militares, pero lo cierto es que, desde el día siguiente, empezaron de nuevo a hacer trampa para quitarle poder al nuevo Congreso elegido.

Seis noticias recientes me han estremecido: 1.- Los congresistas Benítez y Crisólogo, vinculados a la red Orellana, no pudieron ser desaforados como pedía la justicia, porque no hubo votos suficientes. 2.- Una banda de policías extorsiona a un empresario, sembrándole droga y ofreciéndole su libertad a cambio de 20,000 soles. 3.- El juez Macedo, que ha visto casos emblemáticos de corrupción, viste chaleco antibalas porque siguen las amenazas de muerte. 4.- INPE soltó a ‘Caracol’, el mafioso más peligroso del Callao, en solo ocho horas, evitando que se quede por otras denuncias. 5.- Mujer agarra a cachetadas a policía en pleno aeropuerto, porque este le ponía papeleta. 6.- El hipercuestionado CNM nombra para la Corte Suprema a quien tiene proceso disciplinario abierto por malos manejos presupuestarios.

Datum pregunta: ¿cuál de estas instituciones considera que representa mejor a usted y sus intereses? Entre 12 instituciones, los partidos políticos quedan últimos con 1%. La Defensoría del Pueblo es la mejor ranqueada con 14%, seguida de la municipalidad del distrito con 13% y los medios de comunicación con 12%. Por encima de todas ellas, 16% dice que ninguna. En otra pregunta, inquiere por aquellas que considera necesarias para el funcionamiento adecuado del país. De nuevo, los partidos políticos, esta vez con 9%, se ubican en el último lugar. O sea, el 99% considera que los partidos no los representan y el 91% que ni siquiera son necesarios.

No te quejes si se queda con el niño. Los “partidos” vientres de alquiler son una de las peores expresiones de nuestro mal concebido sistema político. No los únicos, por cierto, pero las izquierdas son caseritas de esta podrida forma de hacer política. Cuando Susana Villarán, traicionando su compromiso, se lanzó a su previsiblemente fallido intento de reelección, alquiló Diálogo Vecinal.

Ya en plena campaña electoral, no se les ha prestado atención a los resultados de aprobación al presidente y la primera dama en la última encuesta de GFK. Humala baja a 11%, su mínimo histórico y Nadine al 9%. Los que consideran que Ollanta está haciendo una gestión buena o muy buena son solo el 4%. El desgaste se extiende al primer ministro que baja a un misérrimo 12% de aprobación.

Alan García entra a esta contienda con problemas serios. Es considerado el político más corrupto y tiene un antivoto del 70%. Los ecos de su primer gobierno, reforzados por ‘petroaudios’ y ‘narcoindultos’, han construido una imagen difícil de revertir. Sobre esto último, no es poca cosa que Facundo Chinguel esté preso y el fiscal pida 17 años de cárcel.

El papa Francisco viene describiendo lo que pasa con el ISIS y, en general, con la violencia en el norte de África, el Cercano Oriente y Europa, como una tercera guerra mundial, escenificada por trozos. Los espantosos atentados en París, el atentado frustrado ayer en Hannover y las amenazas de repetir lo mismo en Washington D.C. confirman que las cosas van para peor.

Fiel a su estilo, la semana que pasó, Mauricio Mulder se burlaba de su colega nacionalista Fredy Otárola diciéndole “vamos a ver quién va a ganar las elecciones y si ustedes van a pasar la valla electoral, y ahí me voy a reír en tu cara”.

Las desgracias de Venezuela son tantas que abruman. La hiperinflación más alta del mundo, destrucción del aparato productivo, dólar oficial 100 veces más barato que el paralelo, desabastecimiento de casi todo, delincuencia descontrolada, corrupción desenfrenada, control militar de la vida pública, aislamiento internacional, desnaturalización y control por el Ejecutivo de todas las instituciones del Estado, violaciones a los derechos humanos y, por si todo lo anterior fuera poco, tienen como presidente a Nicolás Maduro.

Fujimori está en posición privilegiada en las encuestas: con una intención de voto de más del doble que la del segundo y su antivoto en su punto más bajo. Si bien mucha agua ha de pasar aún bajo los puentes, es casi seguro que sea contendiente en segunda vuelta.

Escribo con sentimientos encontrados: indignación, preocupación y, a la vez, esperanza.

Las bien organizadas y exitosas reuniones del FMI y el Banco Mundial en Lima dieron una breve tregua a la política local. Ahora, con las encuestas de lunes y martes, ella está de vuelta. Nadine, con 13% de aprobación, debe hacer frente en estas semanas a temas decisivos para su futuro político y penal.

Estamos enredados en un falso debate sobre si las Fuerzas Armadas podrían ser la solución a la delincuencia. La mayoría de la población está desesperada y fantasea con miles de soldados que impedirán los robos, las extorsiones, el sicariato, etc.

Ayer El Regional de Piura daba cuenta (video incluido) del nacimiento en Sullana de un pato con cuatro patas. Lima puede jactarse de un fenómeno más extraordinario: en Palacio de Gobierno sobrevive un pato (y una pata) sin patas.

Se acaba el plazo para las reformas electorales. Hay un paquete básico, más o menos consensuado, que está incluido en la propuesta conjunta del Reniec, ONPE y JNE. (Por cierto, según Ipsos, la 1, 2 y 9 en el ránking de las instituciones públicas en las que más confía la población).

Depende. En el colegio, a los no demasiado estudiosos nos sonaba como un número mágico que nos alejaba del jalado y hasta se parecía a una buena nota. Pero 13 de 100 es un resultado impresentable. Ese es el que obtiene el presidente y su esposa en la última encuesta de Ipsos. La aprobación de Ollanta Humala es ya menor a la que tenía Toledo a estas alturas de su gobierno, récord que parecía imposible de batir. Y Toledo venía en subida, mientras que Humala parece poder bajar más.

No es lo mismo la sopa hirviendo que ir viendo la sopa / una chica muy mona que una mona muy chica/ una ración de ave que una aberración/ mi tía la cacatúa, que la cacatúa de mi tía / un tipo apático, que un pato atípico*.

Más de lo que usted supone. Ambos ya calientan nuestras costas y pueden llegar a grado fuerte o extraordinario en el verano del 2016, justo en el momento estelar de la campaña electoral. Ninguno depende de nosotros y, cada uno a su manera, pueden tener efectos tremendos.

Es verdad que nadie nunca creyó que fuese un estadista. Fue el candidato de la oposición democrática que los fujimoristas no tuvieron tiempo de demoler vía la prensa chicha controlada por Montesinos. Primero Andrade y luego Castañeda encabezaron esas preferencias y los hicieron puré. Con Toledo les faltó tiempo.

Vi con atención Panorama y estoy leyendo lo que va publicando Perú21. Hasta donde percibo, la posibilidad de que esas agendas hayan sido falsificadas es muy baja. Además de la consistencia de los escritos con la realidad, hay dos peritajes coincidentes en el resultado: el mismo puño gráfico y, al menos en el examen italiano, la letra sería de Heredia.

Parte de la explicación del desastre que es hoy nuestra política y del deterioro constante en nuestras instituciones tiene que ver con las reglas para las elecciones. Si no se ejecutan reformas urgentes, tengamos por seguro que el próximo periodo vamos a tener la misma mediocridad, más otoronguismo, mayor penetración criminal y peor calidad de la gestión pública. Los cambios dependen de un Congreso que es hechura de ese sistema que necesitamos cambiar y, por eso, las reformas indispensables no han sido siquiera abordadas.

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