Julio Guzmán, pasando de 0% a 5% en un mes, se convierte en un resumen del porqué tenemos 19 candidatos. Si él pudo, por qué no yo, se dicen los 14 que están por debajo. Entre los chiquitos los hay de dos tipos, los “pequeños”, aquellos que están por debajo de la valla. Y aquellos que podríamos llamar “microcandidatos”, a saber, aquellos que figuran en el rubro otros.
Encabeza a los pequeños Toledo, con 3%. Su drama es que está allí porque sale del grupo de los cinco candidatos “grandes” y no sería descartable que, quien con Ecoteva vendió su alma al diablo, siga cuesta abajo en la rodada. Hay también los que están hace tiempo en este grupo, como Daniel Urresti, candidato del gobierno. Villarán no le aportó nada y a sus jefes esa candidatura nada interesa. Ellos están viendo quién, entre los grandes, les será menos peligroso (y dados los vínculos de Acuña con Favre, la especulación es muy fuerte por ese lado).
Luego viene Verónika Mendoza, la única candidata “viable” de la atomizada izquierda, estancada en 2%, desde hace meses. Creo que va a subir, pero no queda claro que pase la valla. La sorpresa de la última encuesta es que dos más han entrado a esta segunda división. Uno es Guerra García, quien en el camino cambio de partido y de convicciones, llega al 2%. Su estrategia es la de “mi reino por un titular” (Váyase al carajo y salga del clóset, me puede contestar por haberlo hecho explícito). Está, también, Reggiardo con cifras parecidas y con harta publicidad. (Dios le bendiga tener empresa propia de paneles, pero el JNE puede castigarlo por no declararlo). Están también los “micro”. Creo que, entre ellos, tiene potencialidades de subir de liga Barnechea, con un discurso estructurado y un partido histórico; también Ántero Flores, empeñoso y experimentado; y, quizás, Cerrón, expresando el ultrarradicalismo de un sector pequeño, pero activo.
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.