Chile comenzó a presionar. El presidente de este país, Sebastián Piñera, y sus antecesores Eduardo Frei, Patricio Aylwin y Ricardo Lagos salieron ayer, juntos, a pedirle públicamente a la Corte Internacional de Justicia de La Haya que no emita un fallo “salomónico” en el caso de la controversia marítima que mantiene con nuestro país.
Con la misma preocupación que había expresado en la víspera en torno a la sentencia que dicho tribunal emitió en el caso Colombia-Nicaragua –que al primero le reconoció soberanía sobre varios cayos de San Andrés y al segundo le otorgó una porción de mar territorial que antes no poseía–, Piñera dijo que “lo que esperamos con mucha fuerza es que el fallo sea un fallo en derecho, que reconozca los tratados válidamente celebrados y plenamente vigentes, y que obligan a los países que los firmaron”.
El mandatario chileno se refería con ello a la Declaración de Santiago, de 1952, y al Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Marítima, de 1954, que el Perú reconoce como acuerdos pesqueros tripartitos –también los firma Ecuador– y no como tratados de límites marítimos, razón por la cual ha solicitado a la Corte de La Haya que establezca la línea fronteriza marítima entre Chile y Perú.
Pero más preocupantes resultan las expresiones del expresidente Eduardo Frei, quien dejó entrever que su país no debería consentir una eventual sentencia contraria a sus intereses. “Nosotros no podemos aceptar un fallo que no se funde en los tratados y acuerdos internacionales firmados… Los acuerdos salomónicos en este caso no van a funcionar, y Chile no puede aceptarlos”, advirtió a su salida del Palacio de La Moneda.
El también senador de la Democracia Cristiana sostuvo que, si el Tribunal Internacional de Justicia no emite un acuerdo conforme a derecho, y opta por una salida “salomónica”, se pondrían en duda todos los tratados y acuerdos, incluyendo la propia corte.
Agregó que la sentencia del caso Colombia-Nicaragua “es inentendible porque a uno se le entregan islas y a otro se le entrega mar. La situación es bien complicada y, además, involucra a otros países de la región”.
Ricardo Lagos, quien ofició como vocero, afirmó que Chile está convencido de la fortaleza de sus argumentos, pero enfatizó –a modo de advertencia– que “lo único que nos parece importante es que la Corte falle conforme a derecho, y esto nos parece fundamental porque, de lo contrario, se erosiona el prestigio de la Corte Internacional”.
Pese a lo manifestado, el exjefe de Estado deseó que la próxima semana, cuando se inicie la fase oral del proceso –del 3 al 14 de diciembre– con la presentación de los alegatos de Perú y Chile, exista tranquilidad en ambos países.
Luego de analizar con sus antecesores los detalles de la presentación de los alegatos orales ante el Tribunal de La Haya –cónclave al que solo faltó Michelle Bachelet debido a su recargada agenda como líder de ONU Mujer–, el presidente Piñera aseguró que la reunión refleja “la unidad de todos los chilenos para defender sus mares (…), territorios, cielos y, también, nuestra soberanía”.
JUICIO ORAL
En enero de 2008, el Perú demandó a Chile y le pidió a la Corte de La Haya –que preside el juez eslovaco Peter Tomka y que integran 15 magistrados– que determine el límite marítimo trazando una línea equidistante en la zona en donde se superponen los espacios marítimos de ambos países y que comprometen un triángulo de 30,000 km2.
La etapa oral del juicio se inicia el 3 de diciembre, a las 9:00 de la mañana, con la presentación de los alegatos de la parte peruana. El equipo está encabezado por el embajador Allan Wagner Tizón.
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