En medio de una violenta reacción en cadena que desató en el mundo árabe tras la difusión del video “La inocencia de los musulmanes”, la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, condenó el filme antiislamista y subrayó que el Gobierno de Estados Unidos no tuvo nada que ver con su realización.
“Para nosotros, para mí personalmente, este video es repugnante y condenable. Parece tener un planteamiento profundamente cínico, para denigrar a una gran religión y provocar enojo”, dijo Clinton, quien instó a todos los gobiernos y líderes religiosos a condenar los hechos de violencia que desató su difusión.
“Pero como dije ayer (miércoles), no hay justificación, ninguna en absoluto, para responder a este video con violencia”, agregó.
El martes, un ataque nocturno contra el consulado de Estados Unidos en la ciudad libia de Bengasi, terminó con la muerte del embajador norteamericano y otros tres miembros del personal de la misión.
Las delegaciones diplomáticas estadounidenses en Egipto, Libia, Yemen y algunos otros lugares también han sido objeto de fuertes protestas para repudiar la película de bajo presupuesto “La inocencia de los musulmanes”, hecha en Estados Unidos y considerada ofensiva por los musulmanes.
RECHAZA VIOLENCIA
Por su parte, el presidente de Egipto, Mohamed Mursi, condenó hoy las violentas reacciones a la película contra el islam, e invocó a proteger a los visitantes, turistas y representaciones diplomáticas en su país.
“El pueblo egipcio es un pueblo civilizado y que rechaza semejante actuación fuera de la ley”, dijo Mursi durante una visita a la Comisión Europea, y agregó que había hablado con el presidente estadounidense Barack Obama y que condenó “en los términos más claros” los ataques en la ciudad libia de Bengasi.
De igual forma, un comunicado difundido hoy por la Casa Blanca señala que los dirigentes de Libia y Egipto se comprometieron a reforzar la seguridad en las embajadas de EEUU en sus países.
Horas antes, en una entrevista difundida el miércoles por la noche, Obama afirmó que Egipto “no es un aliado” de su país, pero tampoco “un enemigo”, y alertó de que habría problemas si el gobierno de Mohamed Mursi no se comprometía a proteger al personal diplomático tras los ataques contra la embajada estadounidense en El Cairo.
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