La lluvia de meteoritos en los montes Urales hizo recordar a otro accidente ocurrido en Rusia en junio de 1908. Sobre las proximidades del río Pod-kamennaya, en Tunguska, el impacto de un cuerpo espacial descargó una energía mil veces mayor que la de la bomba de Hiroshima, según el registro de numerosas estaciones sismográficas.
Tres científicos norteamericanos concluyeron que la explosión de Siberia se debió probablemente a la caída de un meteorito de piedra de 30 metros de diámetro. Al no alcanzar la superficie, no se produjo ningún tipo de cráter, pero sí incendió y derribó árboles en un área de 2,150 kilómetros cuadrados.
EN OTRAS LATITUDES
El meteorito más grande jamás encontrado cayó en 1920 en la región oriental de Namibia. El objeto –de 66 toneladas de peso– no dejó cráter ni causó muertes.
El cráter de mayores dimensiones originado por un meteorito en la Tierra fue hallado en 2006, en la Antártida. Con unos 480 kilómetros de diámetro, se calcula que el impacto del cuerpo se produjo hace unos 250 millones de años.
En 2007, en la comunidad puneña de Carancas, la caída de un meteorito causó un fuerte estruendo que se escuchó a 10 kilómetros a la redonda. Poco después del hecho, 700 pobladores aseguraron haber sufrido los efectos de emanaciones de gases provenientes del cráter.
En tanto, en Yucatán (México), un meteorito de 10 kilómetros de diámetro cayó hace 65.5 millones de años, causando la extinción de los dinosaurios.
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