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Clasificados

El rey de los fracasos

Manuel Burga sumó seis decepciones en eliminatorias desde que llegó a la federación, en 1992. Su único ‘logro’ es que Perú clasificó a un Mundial Sub 17 en 2007.

(USI)
(USI)

El hombre detrás del desastre es alguien que posee un rostro que no se inmuta. Seguramente tiene las mejores intenciones, pero carece de capacidad para realizarlas. Manuel Burga añadió otra estrella a su palmarés: Perú no estará en Brasil 2014 y sumó así su sexto fracaso en su intento por llegar a un Mundial.

El presidente de la Federación Peruana de Fútbol no juega, pero siempre ha sido parte del partido. Burga es directivo de viajes, reuniones y declaraciones solo a sus allegados.

Es un abogado que llegó a la FPF en 1992 nombrado por el IPD como titular interino. En aquel momento, el balompié peruano se hallaba en emergencia y Burga era representante de Adecore, donde presidió la dirigencia del vóley. Nunca fue dirigente de algún club de futbol. Ese mismo año, Nicolás Delfino asumió la presidencia de la federación e incorporó a Burga a su directorio, primero como secretario y, luego, como vicepresidente. Y desde su ingreso a la FPF hasta hoy pasaron 11 técnicos para la selección en seis procesos eliminatorios y ninguno clasificó.

DECRECIENDO CON EL FÚTBOL
Contratos de televisión millonarios, varios auspiciadores, buena infraestructura, hinchas que regalan su apoyo. La Videna, el reino de Burga, siempre estuvo rodeada de vibras positivas y de la normal crítica periodística por los fracasos, incluso este último con Sergio Markarián.

Burga apoyó el programa ‘Creciendo con el Fútbol’, que hasta ahora no sabemos qué le ha dado al torneo peruano. Sus continuas reelecciones, apoyadas con votos de presidentes departamentales que solo los conoce el Reniec, ha abierto más debate del porqué de su permanencia en la FPF.

Perú se despidió de Brasil con Markarián, a quien, a pesar de que ha fracasado, se le quiere dar un cargo en la Videna. Por lógica, el que contrata a alguien que no rinde debe irse con el contratado si no hay éxito. Pero lógica es lo que menos tiene Burga, quien vive agazapado en los muros de su terquedad.


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