Óscar Ibáñez,Exfutbolista
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com
Después de su etapa como asistente de Sergio Markarián, Óscar Ibáñez vuelve a una de las tareas que más lo satisfacen: dirigir su escuela de fútbol para menores. Las clases empiezan este 6 de enero. Informes: 242-6270. En esta charla hablamos de su vida futbolera.
Llevas 20 años en el Perú…
Empecé desde abajo: en el Manucci, luego pasé al Municipal, del 96 al 2002 estuve en la ‘U’ y, del 2002 al 2006, estuve en Cienciano. Antes, en el 96, me nacionalicé peruano, pues sentí que había encontrado mi sitio, mi lugar en el mundo. En la selección peruana jugué a partir del 98.
Los futbolistas son unos trotamundos, unos gitanos…
Así es. Uno va a donde sea por jugar fútbol, por la pasión –muchas veces amateur– de estar en una cancha. Yo vine con mi esposa y mis dos hijos. No conocía nada, el Perú estaba saliendo del terrorismo y hasta sufrí uno que otro cochebomba. Felizmente, hoy el país es otro.
Supiste ser suplente…
Sí. En 2006 decidí dejar Cienciano y venir a Lima para pasar más tiempo con mis hijos. Pasé por el Boys y, cuando sentía que ya no iba a jugar más, apareció la oportunidad de la ‘U’. Y allí, cuando al equipo lo entrenaba Gareca, tuve la oportunidad de trabajar con los muy jóvenes Raúl Fernández y Luis Llontop. Nuestra convivencia fue espectacular. Terminé jugando, pero más me dediqué a apoyar al equipo desde fuera. Al final de la temporada me retiré… en el equipo que quería y con mi hijo al lado.
En el fútbol, ¿la ‘U’ es tu más grande amor?
Allí cumplí mis sueños: jugar en un equipo grande, dar una vuelta olímpica, quedar en la historia del club por el tricampeonato que obtuvimos. Pero cuando me tocó irme de la ‘U’, a los 36 años, viví una historia increíble: ganar la Sudamericana y la Recopa con Cienciano.
¿Cómo viviste tu etapa como jugador de la selección?
Fue un proceso difícil. Sentía que, por no haber nacido en el Perú, rendía un examen permanente y me autoexigía más: no representaba a un equipo sino a un país. Siempre di lo mejor, siempre quise ganar, siempre me maté por la selección… y la disfruté como un peruano más.
¿Y qué pasó con la selección de Markarián?
Le dedicamos mucho tiempo, mucho trabajo. Siempre salimos a ganar pero, y aunque parezca un cliché, nos afectó la poca intensidad de la competencia local y el grupo reducido de jugadores con los que contábamos. Varios de los muchachos que jugaban fuera no eran titulares en sus equipos, se les complicaba tener continuidad y, por eso, cuando venían les costaba jugar dos partidos seguidos.
Es decir, no tenemos futbolistas que estén metidos en la alta competencia…
Los tenemos, pero no con la continuidad y con la cantidad de encuentros de los jugadores de otras selecciones sudamericanas. Veamos algunos casos. Farfán y Paolo eran titulares en sus equipos; Vargas, alternaba. Zambrano es muy bueno, pero tiene menos de la mitad de partidos que Lugano, y no tenerlo todos los partidos fue una desventaja.
¿Cuánto se equivocó Sergio Markarián?
Vino con un gran currículo, pero hay una realidad que nos cuesta asumir: tenemos un campeonato no muy exigente, con un ritmo muy lento. Pero, repito, si hay algo que yo rescato es que en la eliminatoria competimos siempre, fuimos a todos los partidos con chances de ganar… salvo el que perdimos frente a Paraguay.
¿Tenemos equipo para pelear las siguientes eliminatorias?
El fútbol te da siempre la posibilidad de ilusionarte y de competir; por eso es lindo, porque te da la posibilidad de alcanzar lo imposible. ¿Recambio? Que juegue el que en mejor momento está. Es bueno preparar algo para el futuro, pero no hay que descartar al que vive un buen presente. ¿Pizarro, Acasiete? El que esté mejor, sin importar la edad.
¿Manejaron bien el tema la disciplina?
Sergio sancionó cuando tuvo que hacerlo, pero los castigos no son perpetuos. Acá hay algo claro: si pierdes no tendrás armas para defenderte; si ganas las cosas son distintas, los errores pasan desapercibidos.
Quizás no seamos un país de futbolistas…
Yo creo que sí. Lo que pasa es que lleva tiempo que las mejoras se noten: el país está mejor, los campeonatos de menores han levantado su nivel y tenemos futuro. Es verdad que tenemos una geografía complicada, pero el hincha es muy apasionado y las tristezas se le pasan pronto: mañana juega la selección y el estadio se llena.
Tienes una escuela de fútbol para menores…
Sí. Es más formativa antes que solo de fútbol. Tenemos 12 años y diez sedes. Este verano abriremos en Los Olivos, San Juan de Lurigancho, Barranco y San Borja. Me gusta mucho el fútbol, lo sigo de cerca y quiero ser entrenador, me preparé para serlo. Quiero volcar todo lo vivido y aprendido en algún equipo de fútbol. Sé que eso se va a dar y, así, cumpliré otro de mis sueños.
AUTOFICHA
- Me gustaría trasladar mi experiencia como jugador y asistente a un equipo de primera y ser su DT. Agarrar cualquier equipo no tiene sentido: hay que pelear algo.
- No me asustan las responsabilidades. Después de vivir 20 años en el Perú, conozco a su gente, a su futbolista. Además, soy muy trabajador.
- Me gusta el lado agresivo de los equipos de Mourinho, y aprecio la calidad de fútbol que tienen los equipos de Guardiola. Y también me gusta el ‘Tata’ Martino.
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