02.MAY Jueves, 2024
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Desde Nueva York

¿Por qué Bolivia no dirigió su fuerza diplomática, durante los últimos cien años, a recuperar Chuquicamata en lugar del mar?

Analista político

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La estrategia castrista para agarrarse países en este siglo XXI sigue la máxima leninista de descomponer el sistema político, “momento en que un puñado de revolucionarios audaces y bien organizados toman el poder”. Las salas situacionales en La Habana evalúan los obstáculos que se presentan en los países que acometen y corrigen, pero siempre manteniendo como objetivo la descomposición del sistema político para que sus alfiles puedan infiltrarse en medio del marasmo. En Bolivia, el punto de inflexión para descomponer la democracia fue el cerco de La Paz de 1999, realizado por el “Mallku”, al que luego descartaron. En adelante, crecieron las explosiones sociales distribuidas en la geografía: en zonas tradicionalmente conflictivas y donde casualmente había cooperantes cubanos. Es la teoría del foco guerrillero aplicado a la desobediencia civil. En el 2002, ganó Sánchez de Losada y Evo Morales sacó un cercano 22%, sin todavía tener el apoyo incondicional de sindicatos, indígenas ni clases medias. La ola “espontánea” de bloqueos cocaleros, de regantes, maestros y muchos otros creció exponencialmente. En el 2003, Sánchez de Losada renuncia. Sube el vicepresidente Carlos Mesa y los bolivianos, como hoy los peruanos, hicieron microanálisis político sin ver que lo letal, la estrategia de descomposición del sistema político, continuaba; se llevó a Mesa y luego al sucesor constitucional, Rodríguez Veltzé. En el 2005, todos clamaban por un antisistémico que pusiera orden, y fue Evo Morales. Seis años tardaron en este desmontaje. En el Perú, Conga cambió toda la agenda mediática de “economía exitosa” a “política-social”. Reflotaron viejos izquierdistas momificados y, desde entonces y más allá del microanálisis —precios de minerales, desaciertos o aciertos de unos y otros—, siguieron llegando cooperantes cubanos, gente para inteligencia del Estado (usan también a brasileños y venezolanos) y ha crecido la descomposición social y política: regantes, cocaleros, maestros, indígenas, etc. Sea que Humala renuncie o no, que Keiko o Alan ganen las próximas elecciones, la descomposición seguirá. La pregunta es la siguiente: ¿qué se debe hacer de esencial para revertir esta inercia dirigida que avanza exponencialmente, y salvar al Perú?

Analista político

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Este año 2015, China y Rusia aceleran su estrategia antioccidental, enmascarada bajo una táctica ‘capitalista’ y no la tradicional beligerante y revolucionaria. ¿Las relaciones de Cuba con Estados Unidos son un cambio de timón hacia un Glasnot caribeño o es la clásica promesa que le hacían, en la cárcel, a Huber Matos para incumplirla y así debilitar su resistencia e instigar contradicciones internas? EE.UU. y los empresarios occidentales no se plantean estas dudas. El exitoso cree ser la medida de todo. El mundo es su espejo y, si ellos son sensibles a la caída de la economía, lo propio tiene que sucederle, como dogma, a todos, aunque los Castro hayan sobrevivido perfectamente al “periodo especial”, aunque la pobreza no revolucione al pueblo norcoreano, ni al 80% del pobrísimo pueblo chino ni lo haya hecho con el pueblo soviético pre-Gorbachov. Occidente se ha vuelto dogmáticamente autorreferencial en la economía y esto es una debilidad estratégica. El psicoanalista Igor Carusso asegura que uno se enamora no de la otra persona sino de la idea que uno construye acerca del otro, uno idealiza al otro. Es una poderosa forma de narcisismo. Así, Occidente ha idealizado al ‘capitalismo’ y vaticina que sus remezones economicistas le sucederán a Rusia, China y Cuba. Aunque esta mecánica, fuera de buenos deseos, no haya sucedido en el pasado.

El restablecimiento de las relaciones diplomáticas de Estados Unidos con Cuba es una derrota de la democracia occidental y un error solo comparable con el bloqueo económico que le permitió a la dictadura victimizarse para oprimir ‘justificadamente’ al pueblo cubano. Fuera de promesas vacuas, ¿qué beneficios representa esta relación diplomática con los Castro? Cuba nada produce, ergo no mejora el comercio, tampoco los aleja del terrorista ‘eje del mal’, no democratiza la isla, no evidencia sus violaciones de derechos, no saca su fuerza de ocupación de varios países, sobre todo de Venezuela, ni tampoco genera —como sucedió con China— un tablero de equilibrios globales que fue, además, una apertura económica. En cambio, para los Castro es un triunfo monumental. Las remesas llegarán de Estados Unidos ahora que el petróleo que les regala Venezuela está cayendo, mejora su posición negociadora con la CE, les da una excelente prensa que habían perdido y, además, compra tiempo al proyecto global del que forman parte, que es derrotar a Occidente (ya tienen buenas chances en España).

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En su artículo El mentecato ilustrado, Carlos Alberto Montaner informa acerca de los ocho años que Pablo Iglesias radicó en Venezuela sirviendo a Chávez y de la millonada que él y su equipo ganaron, dejando a Venezuela sin siquiera papel higiénico. La Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS, Valencia, España) es la empresa matriz que hace los contratos de Iglesias, recauda dinero y desplaza alfiles.

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Juan Claudio Lechín,Desde Nueva York Analista político

13/09/14 |

¡A por España!

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Juan Claudio Lechín,Desde Nueva York Analista Político

Juan Claudio Lechín,Desde Nueva York Analista político

Juan Claudio Lechín,Desde Nueva York Analista político

Juan Claudio Lechín,Desde Nueva York Analista Político