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Opinión

“Y nosotros, los que todavía gozamos de la libertad, olvidamos que los manuales comunistas aconsejan el terror para controlar las sociedades”.

Analista político

Rodolfo González Martínez, preso político en Venezuela, se suicidó en la madrugada de este viernes en su celda. Conocido como “El Aviador”, tuvo el coraje de protestar en las calles, en el 2014, contra la ocupación cubana y contra el gobierno delincuencial que preside Venezuela desde 1999. Fue apresado y acusado aparatosamente por el Ministro del Interior de conspiraciones, de armas y dineros, en fin, toda la artillería mediática para convertir a un ciudadano en apóstata, en hereje sin derechos y sin alma. Como es usual en estos gobiernos, la puesta en escena estuvo destinada a la propaganda. Rodolfo era la coartada para jalar la atención de la masacre de decenas de jóvenes que acababa de realizar el régimen, ese 2014, la mayoría con un disparo en la cara.

Al parecer, ayer Rodolfo tomó la fatal decisión, sin embargo, la defensora de Derechos Humanos revela el inductor. Recuerda que en plena audiencia de presentación de Rodolfo a los tribunales, “Maduro en cadena nacional dijo que al Aviador deben enviarlo a Yare”. Consternada concluye: “nunca olvidaré el rostro de angustia de un hombre inocente viéndose amenazado de ir a una cárcel de alta peligrosidad”. El jueves último, Iris Varela, ministra de Servicios Penitenciarios, conocida como La pupila mastín, le anunció a Rodolfo que al día siguiente sería trasladado a la cárcel de Yare.

Allí donde el castrismo aterriza como guía y mentor, la muerte se vuelve una técnica depurada, no en vano fueron discípulos aventajados de la Stazi (ex-nazis) y de la KGB. El fiscal Nisman, las Allende, el joven balsero Darío León, los ex-jerarcas Dorticós y Santamaría, entro otros muchos suicidados tienen el común denominador de esta sombra diabólica.

En el 2014, hubieron 24.980 muertos en Venezuela por violencia callejera. Durante el receso de un debate televisivo, el ministro Izarra le confirmó con picardía criminal a un opositor que esta violencia era otra política de Estado para quebrar a la sociedad y que los escuálidos se vayan del país.
Y nosotros, los que todavía gozamos de la libertad, olvidamos con irresponsabilidad que los manuales comunistas (o fascistas, da lo mismo) aconsejan el terror para controlar las sociedades. Descansa en paz libertario Aviador.


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