Los disturbios que se iniciaron el miércoles en Egipto, desencadenados tras la operación policial lanzada para desmantelar las acampadas de los islamistas, se han saldado con la muerte de al menos 525 personas y 3,717 heridos, según los últimos datos oficiales.
Las autoridades de Egipto decretaron ayer el estado de emergencia durante un mes y el toque de queda por la noche tras la violencia que se extendió por todo el país.
Hoy, después de varias horas de calma, grupos de personas asaltaron e incendiaron la sede de la Gobernación de Guiza, una de las tres provincias que abarca El Cairo.
Los portavoces oficiales en la franja palestina expresaron hoy su “gran preocupación” por la situación en el país vecino, con el que Gaza tiene una frontera de unos 12 kilómetros.
El único paso fronterizo, el de Rafah, fue clausurado hoy hasta nuevo aviso por la situación de violencia generalizada en Egipto, que en Sinaí se ve alentada también por la actividad de grupos islamistas identificados con Al Qaeda.
VIOLENCIA AUMENTARÍA
La coordinación civil del Ejército israelí, a cargo de supervisar lo que entra y sale de Gaza por su frontera, se prepara para la posibilidad de que se incremente estos días la actividad en el paso de Erez y espera que aumenten las peticiones de extranjeros y palestinos que no pueden abandonar Gaza a través de Rafah, según la edición digital del diario “Yediot Aharonot”.
El derrocamiento del gobierno del presidente islamista Mohamed Morsi ha supuesto para Gaza la pérdida de un aliado en El Cairo, capital árabe que ha sido crucial para israelíes y palestinos en los últimos treinta años.
Al ser detenido, Morsi fue acusado entre otros delitos de supuestos vínculos con el movimiento palestino islamista para perpetrar “acciones enemigas” contra Egipto.
El movimiento islamista Hamás calificó hoy de “masacre horrenda” la operación policial en El Cairo para desmantelar las acampadas de los islamistas y condenó el comportamiento de las autoridades y fuerzas de seguridad egipcias.
Hamás, que surgió a mitad de los años ochenta de los Hermanos Musulmanes egipcios, “condena” la represión de los manifestantes que se saldó con cientos de muertos y miles de heridos, según declaró en un comunicado.
A diferencia de Hamás, ni el Gobierno del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ni el del presidente palestino, Mahmud Abás, que controla Cisjordania, han hecho evaluaciones o declaraciones en público sobre la crisis en Egipto.
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