A estas alturas, hablar de disfraces eróticos puede ser un aburrido lugar común, una fantasía sin sorpresa, un refrito en materia sexual. Sin embargo, esto no es así. De hecho, ponerse un traje de gatita desabrigada, de enfermera sensual o de la Viuda Negra de Marvel aún funciona para agregar picardía a la relación de pareja. Basta con recorrer los sex shops y tiendas de lencería locales para corroborar que existe un público que demanda estos productos. Pero algo que no se suele mencionar es lo siguiente: ¿qué hacer una vez que se tiene puesto el disfraz? A continuación, le presentamos algunas situaciones que pueden aclarar las dudas.
CONSULTA PREVIA
Las sorpresas no siempre son bienvenidas. ¿Qué tal si usted se disfraza de Ronald McDonald sin saber que su pareja les tiene fobia a los payasos? Para evitar desencantos, hay que conversar abiertamente sobre las fantasías antes de salir al ruedo. Preguntas como “¿te gustaría verme disfrazada°?” o “¿de qué quisieras que me disfrace?” resultan básicas.
¿CON O SIN DISFRAZ?
Muchas personas se preguntan si el coito debe realizarse con disfraz. La respuesta: depende. Hay disfraces que cuentan con cierres y orificios en las zonas genitales a fin de permitir la penetración. Si eso resulta cómodo o no, cada pareja lo averiguará. Otros atuendos, en cambio, sí requieren ser retirados total o parcialmente.
SEA PACIENTE
Imaginemos este escenario: su esposa se ha disfrazado de Gatúbela. Usted la ama tanto que la ve más bella y ‘apretada’ que Anne Hathaway en la última película de Batman. Lo inevitable, entonces, es que quiera desnudarla en el acto y de una vez… ¡Alto! Lo mejor es invertir tiempo en la sensualidad, en la fase de provocación erótica, en esos previos donde la excitación alcanza un nivel elevado. A fin de cuentas, su pareja se quedará sin ropa de todas maneras, así que… ¿por qué desesperarse? Sugerencia: pídale que le haga un bailecito juguetón con el disfraz puesto. Disfrute el show.
NO LA ROMPA
El disfraz erótico es un tipo de atuendo con detalles que pueden romperse (como las alas de ángel, las colas de diablita, en fin). Además, no son prendas tan baratas que digamos. Por ello, le proponemos lo siguiente: en vez de que sus torpes e impacientes manos retiren las prendas de su amado o amada, mejor conviértase en un espectador. Pídale a su pareja que le haga un striptease. Dígale que se quite el disfraz con lentitud y coquetería, a ritmo de alguna canción que no sea You Can Leave Your Heat On de Joe Cocker. Déjese llevar.
DATOS
- Los disfraces son grandes aliados para potenciar la vida sexual, cierto, pero no se trata de una ley universal. Hay que aceptar que muchas personas no los consideran estímulos atractivos.
- ¿Sólo las mujeres se disfrazan? No. En el mercado hay diversas opciones de atuendos eróticos para varones.
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