Ricardo Vásquez Kunze,Analista polÍtico
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com
¿Vivimos una dictadura? ¿Nadine Heredia gobierna el país? Ricardo Vásquez Kunze sostiene que hoy padecemos un gobierno de facto y que las instituciones democráticas han sido devaluadas por la ambición política de la primera dama. Todo cambiará, afirma, en 2016. Leamos su análisis de nuestra coyuntura política.
¿Le gusta el nuevo gabinete?
No lo evalúo positivamente, no porque tenga desconfianza de las pericias técnicas de los ministros elegidos, sino porque en el Perú acabamos de sufrir un autogolpe de Estado, el “5 de abril de Nadine Heredia”. Nadine se ha convertido en la presidenta de facto y detenta todo el poder, Luis Miguel Castilla es el primer ministro de facto, y Ollanta Humala es el notario valedor de estos dos personajes. Por eso, cuando se habla del “gabinete Nadine” se comete un error, yo hablaría de la “presidencia Heredia” y del “gabinete Castilla”.
Lo que afirma es muy grave…
Es gravísimo, pero es lo que ha pasado. Este golpe ha sido aplaudido por los empresarios ante la absoluta anomia del sector popular. El hecho real es que el poder ha cambiado y hoy es de facto. Un país que aspira a ser desarrollado necesariamente tiene que estar institucionalizado. Tenemos una miopía que nos hace creer que la economía puede ir por un lado y las instituciones por otro. Estamos volviendo a la época de Fujimori –un país sin instituciones– y, como sabemos, eso termina mal. Es más, estamos peor que en el fujimorismo, porque Fujimori sí mandaba; Humala, no. Fujimori cogobernaba con Montesinos; hoy, gobierna solo Heredia.
¿El nacionalismo se quiere perpetuar en el poder?
Todos quieren hacer eso. La política es el arte de tomar el poder, afianzarlo y conservarlo. Esto no es ilegítimo. El problema aparece cuando, como hoy, se tuercen todas las instituciones del Ejecutivo para fines no santos. Nadine ha cometido un error gravísimo: es la que manda pero, paradójicamente, de acá en adelante solo irá cuesta abajo.
¿Por qué?
No solo se ha quitado la careta sobre su poder –algo que al pueblo no le gusta, sobre todo por sus formas, por abrirse paso a codazos y salir siempre en la foto–, sino que se convirtió en la vocera política del “no” al aumento del sueldo mínimo. Le han aumentado el sueldo a la máxima jerarquía, pero no pudo quedarse callada en lo otro y dejar que Castilla se comiese ese pleito. La gente se dice hoy: “Nadine es la que no quiere que el salario mínimo suba, la que nos quiere más pobres”.
¿Su ambición es tan grande que la ha vuelto torpe?
Su ambición la ha nublado totalmente. Su problema –y el del Gobierno– es que no ha sabido guardar las formas. En eso acertó Isaac Humala, pero más que “borrachita de poder”, está ebria, privada. Sus gestos de euforia en la juramentación de Cornejo muestran que no tiene la pericia política para administrar su poder.
Pero es inteligente…
Sin duda, pero en la política, así como hay que ser ambicioso, hay que ser paciente: un ajedrecista sabe cuándo mover sus fichas.
¿La reelección conyugal sigue en marcha?
Para mí no está tan claro, pues ella hará una evaluación final de sus posibilidades y, luego, tomará una decisión… pero el negarle un aumento de sueldo a la gente ha hecho que esa empatía que tenía con ella se desvanezca.
¿También es intrascendente la presencia de Carmen Omonte en el gabinete?
La única trascendencia de esto es que se hace explícita la alianza entre el nacionalismo y el toledismo. A Toledo le interesa tener la seguridad que va a ser defendido por los nacionalistas en el Congreso, y a los nacionalistas les conviene tener, hasta el final, el control de esa alianza. Además, no me sorprendería una alianza electoral entre ellos en 2016.
¿Está involucrado Humala en el caso López Meneses?
Algo lo compromete. Todas las personas que han tenido participación en este episodio han sido recompensadas: el almirante Cueto está en la OEA, Pedraza es su asesor, Vega está en Defensa. Todo indica que se les dan cosas para que permanezcan tranquilos y no digan nada.
¿Qué quiere evitar Humala que nos enteremos: acaso en esa casa se desarrollaban reuniones de alta política?
(Ríe). Ojalá fuera así, pues lo terrible sería que nos enteremos que por una cuestión absolutamente pedestre y doméstica –como ocurre en Francia, donde es tan natural que lo doméstico se meta en la política– se hubiera armado todo este lío.
¿Qué hacemos de acá al 2016?
Solo hay que esperarlo con fe y esperanza para, luego, reconstruir las dos instituciones que la señora Heredia ha destruido: la presidencia de la República y el Consejo de Ministros. La democracia es un trapeador, pero no hay peligro de golpe de Estado, este no es necesario: el modelo económico funciona y permite algunos vaivenes políticos.
¿Tenemos democracia?
(Ríe). Hay un consenso general que nos permitirá llegar hasta el 2016.
AUTOFICHA
- El problema de Nadine –y el del Gobierno– es que no ha sabido guardar las formas. Isaac Humala acertó, pero más que “borrachita de poder”, está ebria, privada.
- En los últimos 20 años el Perú ha llevado por un lado su economía y, por otro, su política. Si nos va bien económicamente no pasará mucho.
- El poder es fácil de rastrear, y si hoy le preguntamos a cualquier peruano quien lo detenta nos dirá que Nadine Heredia. El poder está en ella y hoy es de facto.
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