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Nos ganamos solos

ELIMINATORIA. Perú cayó con la peor selección paraguaya de los últimos años y quedó cerca del abismo. Todos jugaron para nosotros y fallamos otra vez. El equipo estaba descansado y no mostró vigor.

Farfán y el gesto de la derrota. Luchó, pero no tuvo apoyo. El equipo fue una sombra y jugó mal. (Leo Fernández/USI)
Farfán y el gesto de la derrota. Luchó, pero no tuvo apoyo. El equipo fue una sombra y jugó mal. (Leo Fernández/USI)

Ahora sí las cuentas no cierran. Como quien se da cuenta de que las monedas no alcanzan para llegar a fin de mes, ayer nos dimos cuenta todos de que no tenemos con qué llegar al Mundial. De que Brasil nos queda lejos. Nos dejamos llevar otra vez por la ilusión de la bonanza, nos envolvimos en la sensación de bienestar que nos brindó un empate con Argentina o el puntito de La Paz. Volvimos a hablar de los ’4 Fantásticos’. En resumen, nos comimos el cuento otra vez y fuimos a Asunción sin humildad, y sin equilibrio, para terminar cayendo con Paraguay. Como siempre. Y sin ninguna excusa que enarbolar.

La selección de Sergio Markarián olvidó repasar su propia historia y llegó al Defensores del Chaco con un optimismo desmedido, como si ganar de visita fuera pan comido. Perú se olvidó del control de la pelota, eso que hacía falta tener con un tercer volante en primera línea para liberar un poco a Cruzado y a Ramírez. El DT apostó por igualar el ritmo vertiginoso de los ‘guaraníes’, y allí falló. ¿Por qué no sacrificar a uno de los mal llamados ’4 Fantásticos’. No lo hicimos en Santiago, Quito ni Asunción. Y ya sabemos cómo nos fue.

SIN JUEGO
Bien parada atrás, la ‘blanquirroja’ no tenía ideas ni profundidad del medio hacia adelante, a pesar de que un puntazo de Claudio Pizarro (3’) nos hizo levantar de los asientos. Pero ahí nomás despertamos a la realidad. Cruzado y Ramírez lucían desorientados; Vargas volvía a evidenciar falta de físico y no apoyaba a Yotún en la marca, mientras que Farfán y Guerrero estaban desconectados del partido y entre ellos mismos. Pizarro peleó como pudo, pero sin tener nunca una jugada clara para definir ante un rival discreto que sólo apeló al empuje.

Después de un decepcionante primer tiempo, Perú no ofreció variantes en la segunda etapa y volvió a cometer un error histórico: tiro libre desde un costado, el ‘Loco’ que pierde su marca y Pablo Aguilar que la clava de cabeza para el 1-0.

No necesitaba más Paraguay para abandonar el cajón. Para resucitar a costa de nosotros. Perú no tenía hambre ni vigor para remontar y cayó en el desorden, aun cuando Rinaldo Cruzado la tuvo a los 64’ y resolvió mal. Llegaron los cambios y Markarián, como varias veces en la eliminatoria, no la chuntó. Guerrero se fue sin trascender, pero André Carrillo ingresó a jugar como si se tratase de un amistoso.

Ya está: la regamos otra vez. La doble fecha pintaba perfecta para dar el salto y nos quedamos clavados. Los demás jugaron para nosotros. Nosotros les devolvimos el favor. Una pena.


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