Cada detalle resulta ser más escabroso. El parricida confeso Marco Arenas Castillo y su enamorada, Fernanda Lora, asistieron a sus clases de baile en un local de La Molina luego de asesinar a la empresaria María Rosa Castillo.
Según el instructor de baile Heriberto Redondo, la noche del crimen (5 de noviembre) la pareja llegó al establecimiento, en donde se divirtieron por un lapso de dos horas. Según testigos, ellos se mostraban como si nada hubiera sucedido.
Redondo manifestó a América Televisión que dos días después Arenas le contó que habían secuestrado a su madre.
Por otro lado, ayer se informó que agentes del INPE vigilan al parricida durante las 24 horas del día para evitar que este atente contra su vida.
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.