CARLOS LARA PORRAS
El tiempo parece haberse detenido para Germán Carty. Con 44 años, es el futbolista peruano más veterano que sigue corriendo en la primera división, esta vez con la camiseta del Pacífico. Las piernas del ‘Avestruz’ parecen inacabables. Algunos dicen que encontró el elixir de la eterna juventud y otros que es como el vino. Sea como fuese, Carty es un ejemplo de deportista.
¿Qué es el fútbol para ti?
Es mi pasión. Si volviera a nacer, optaría por ser futbolista otra vez.
Tienes 44 años, ¿cuál es el secreto para seguir en actividad?
Tener ganas de seguir y, luego, saber cuidarse, alimentarse bien y descansar. Eso es todo, no hay más secretos.
Y juegas al lado de chicos que pueden ser tus hijos…
Sí. Veo a los muchachos con ganas de sobresalir y algunos me dicen que quieren ser como yo. Eso es lindo, me motiva.
¿No te da flojera levantarte temprano para ir a entrenar?
No, al contrario, lo hago entusiasmado. El fútbol es mi vida y también me gusta verlo por televisión.
Pero nada es eterno.
Sí, lo sé. Cuando no tenga ganas de ir a entrenar, diré hasta acá nomás. A veces me incomoda cuando los periodistas me preguntan hasta cuándo voy a jugar. Quiero seguir disfrutando de este deporte.
Tuviste muchos entrenadores, ¿alguno te marcó?
Freddy (Ternero), una persona íntegra, gran estratega, supo manejar los tiempos y conducir un grupo para lograr objetivos importantes con Cienciano.
Pasaron muchas dificultades para ganar la Copa Sudamericana y la Recopa…
Recuerdo que no había canchas para entrenar y un día nos fuimos a un pueblito, a una hora del Cusco. Mientras practicábamos, había ovejas al otro lado del campo.
Jugaste en los ‘grandes”, Alianza, ‘U’, Cristal, Cienciano y Boys. ¿En Pacífico se extraña el calor de la hinchada?
Sí. Uno siempre quiere sentir el aliento del público. En Pacífico estoy agradecido al cuerpo técnico y a la dirigencia por considerarme.
¿De chico fuiste hincha de algún jugador?
De chico era hincha de Julio César Uribe. Nunca se lo dije. No tuve la suerte que sea mi DT, pero quizá lo sea en un futuro.
¿Tienes un sueño pendiente en el fútbol?
Sería lindo despedirme jugando en Cienciano, un club que marcó mi vida y al que quiero mucho.
En tus ratos libres, ¿una cervecita o un cigarro?
A veces, una copa de vino, solo en ocasiones. Todo a su momento. Cigarro no, eso mata al deportista.
¿Una discoteca o una peña?
Sí, pero poco. Si tengo planeado salir con mi señora, por ahí salimos, depende del momento.
Actualmente hay muchos ‘ampays’ a futbolistas. A ti nunca te ‘pescaron’. ¿La supiste hacer?
No. Yo nunca me presté para eso, no daba motivos. Los futbolistas, a veces, son asediados por las mujeres, no te voy a negar que en mi caso hubo tentaciones, pero ahí nomás. Es feo cuando una chica se mete con un hombre casado. Por culpa de algunos, la gente nos ve como mujeriegos o tramposos, pero no todos son así.
¿Recuerdas qué hiciste con tu primer sueldo?
Una parte se lo di a mi mamá.
¿Cuál fue el mejor gol en 24 años de carrera?
El 2-1 a Uruguay por las Eliminatorias para Francia 98. Con ese gol ya estábamos clasificados para el Mundial, solo faltaba un empate con Chile, en Santiago, pero eso fue otra historia.
En esa selección, Flavio Maestri y tú eran los delanteros titulares, no había más ‘estrellas’. Ahora hay más material humano, pero estamos penúltimos. ¿Qué crees que pasa?
Veo que en algunos jugadores falta amor propio, actitud y profesionalismo. Se ha perdido compromiso, porque no hay mano dura. Si un jugador comete indisciplina, no debería volver a ser convocado. Se apaña mucho y así no se puede llegar a ningún lado. Algunos abusan de la nobleza de Markarián.
¿Te han dicho que eres como el vino?
Sí, por esa frase que dice: ‘cuanto más añejo, mucho mejor’(risas). Escuchar eso es lindo, es como un reconocimiento a mi trayectoria.
Eres un ejemplo de deportista. ¿Qué aconsejarías a los chicos que recién empiezan?
Que sean disciplinados, responsables y humildes. Este deporte es muy hermoso, háganlo con mucha pasión. También que estudien una carrera, porque el fútbol no es todo. Si hacen todo de manera correcta, llegarán a ser personas de bien, que es lo más importante.
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