La comunicación es clave en la sexualidad. Se puede tener relaciones sin establecer un diálogo, cierto, pero si hablamos de una pareja que se quiere y desea invertir en la calidad de sus encuentros amorosos, entonces hay que prestarle mucha atención al lenguaje. Las palabras, herramientas de seducción por sí mismas, pueden ser también armas de destrucción erótica. Es decir, pueden aniquilar por completo el momento erótico. Ilustremos este punto.
¿NO ME DIGAS QUE SE SALIÓ?
Uno de los grandes temores ocurre al final del acto sexual propiamente dicho. Específicamente cuando el hombre retira el pene de la vagina de su compañera y, mala noticia, el preservativo no salió apropiadamente. Es un susto para ambos pues creen que puede propiciarse un embarazo no deseado (por algo estaban usando condón). Pero el tema aquí es cómo decir las cosas. Un “no me digas que se salió” o “te pasaste, ¿por qué no lo sacaste bien?”, en tono de reproche, puede matar la pasión y añadir más incomodidad a la situación, que de por sí no es tan grata. Con calma y buen humor es posible resolver el asunto.
¿Y SI APAGAMOS LA LUZ?
Muchas veces puede ser de-salentador. Sobre todo si, más que una sugerencia, es una condición. Y peor aún si él o ella agrega algo como “no quiero que me veas sin ropa”. Puede ser hasta desconcertante. “¿Será que no confía en mí?” es la pregunta más común. Sin duda, un motivo de conflicto.
¿YA TERMINASTE?
Un clásico. Más que una pregunta literal, es una queja por parte de las mujeres. Es el golpe de gracia a la precocidad del compañero. ¿Hasta qué punto una frase como esta puede herir la autoestima del hombre? Si bien es cierto que eyacular de manera precoz no es una situación cómoda para ambos (peor aún si es una costumbre), la idea es buscar soluciones. Los sexólogos concluyen que superar la eyaculación precoz es, en realidad, un asunto de dos. En tal sentido, la pareja haría bien en conversar de manera franca y resolver el problema juntos. Es mejor que lanzar ironías y reproches.
¿TE CASARÍAS CONMIGO?
Un encuentro sexual explosivo y memorable puede emocionar excesivamente a las personas. Hay quienes se emocionan tanto que empiezan a ver el futuro con otros ojos. No obstante, hacer un pedido matrimonial inmediatamente después de tener sexo podría no ser bien tomado por el compañero o compañera. En especial si se trata de una persona que aún no ha pensado en el tema. Una pregunta así, en vista de su seriedad, puede cambiar totalmente la atmósfera. Todo tiene su momento.
DATOS
- El peor lugar para hablar sobre problemas sexuales es la cama. Lo ideal es buscar momentos cómodos e íntimos fuera del dormitorio, a fin de dialogar con tranquilidad y confianza.
- El sentido del humor no puede estar ajeno al sexo. Por lo general, muchos problemas aparecen por la falta de este recurso.
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