Miguel Company,Entrenador
Autor: Carlos Lara.
clara@peru21.com
Se autodefine como un hombre de lucha, que no claudica en sus ideales y que dice las cosas tal como las siente, así le duela a algunos. Miguel Company analiza la coyuntura de nuestro fútbol y apuesta por un peruano para la selección, ya que no cree que a Marcelo Bielsa le interese dirigir al Perú.
¿Qué le parece la posibilidad de que Marcelo Bielsa dirija a la selección?
Bielsa sería un buen candidato, ¿pero creen que vendría al Perú? Es un entrenador costoso que está en el ámbito europeo. Para el Perú sería importante, pero ¿qué significa Perú para Bielsa? No creo que venga a dirigir a nuestro país, que siempre es eliminado por problemas deportivos y extradeportivos. Nuestras dificultades no solo están en el campo. Hay que tener la personalidad suficiente para dirigir la selección y no para que lo dirijan.
¿El nuevo seleccionador debería ser nacional o extranjero?
Prefiero que sea un nacional. El extranjero no tiene la sensibilidad de un peruano; además, si las cosas van mal, seguirá hasta cumplir su contrato o al menor problema buscará una salida, y para nosotros será una nueva frustración. En cambio, el peruano no solo se juega el futuro deportivo del país, sino el sentimiento de todos los peruanos. Ahí está la diferencia.
¿Qué le parece la postura de la FPF y de algunos jugadores que desean que siga Sergio Markarián?
Históricamente nuestros jugadores buscan el técnico amigo. En las últimas eliminatorias, de 48 puntos hicimos 15, y de 24 puntos como visitante solo ganamos uno. Cómo vamos a continuar. Markarián es profesional, pero en estos cuatro años no se avanzó nada y si sigue vendrá gastado en ilusiones.
¿Por qué los seleccionados miran de manera diferente a un entrenador nacional que a un extranjero?
Cuando un peruano es nominado para la selección, los mismos colegas compatriotas y la prensa lo critican. Eso lo palpa el jugador y prefiere a un extranjero, al que ve como un extraterrestre. Que la mayoría de afición prefiera a un extranjero para la selección es por ese complejo que arrastramos desde que los españoles conquistaron a los incas. Aquí el extranjero vale más que el peruano. Pero mira cuántos técnicos extranjeros hemos tenido y qué hemos logrado en ocho eliminatorias.
¿Llegará el día en que los jugadores entiendan el verdadero significado de la palabra compromiso?
No solo se trata de los jugadores, es de todos. Hay tres ejes: los dirigentes, el técnico y el periodismo. Si estas tres partes asumen responsabilidades, se obliga al jugador, que es el protagonista principal. Los argentinos se promocionan con la selección, pero estén donde estén, millonarios y todo, siempre quieren jugar por su selección y dan la vida en la cancha. Nos falta asumir compromiso en general.
¿Tuvo la oportunidad de conocer personalmente a Fidel Castro cuando dirigió la selección de Cuba?
Sí, fue durante unas reuniones a las que fui invitado con la selección. Recuerdo que se me acercó y me dijo: ‘Compañero Company, su apellido es bastante raro, pero hay que quererlo’. Me regaló su libro ‘La historia me absolverá’, que trata de la etapa previa a la Revolución, donde estuvo un periodo en la cárcel por sus ideales.
¿Cómo va la salud? Usted le ganó la lucha al cáncer?
En mayo se cumplen dos años de mi alta, tras un tratamiento prolongado en el que pensé que no salía de eso. Fue un cáncer linfático de tercer para cuarto grado. Dijeron que me quedaban ocho o nueve meses de vida. Al comienzo no hice nada y me abandoné. Cuando vinieron los dolores busqué una solución: fui a México y luego a Cuba. En México, el doctor Rafael Hurtado me hizo el tratamiento y me operó más de una vez. Le debo mucho a él.
Pese a su enfermedad siguió al frente de Sport Boys.
El diagnóstico me lo dieron diez días después de asumir la dirección técnica de Boys. Me parecía chocante decirle a los dirigentes que me retiraba por la enfermedad, pues no quería que nadie se enterara. Ante las especulaciones, me vi en la necesidad de decirle a los directivos que tenía que viajar seguido a México. Luego me enteré que los jugadores rezaban por mí, pese a que no soy creyente.
Recuerdo que en aquel momento dijo que le apenaba dejar de vivir.
Dije: ‘No tengo miedo de morir, me entristece dejar de vivir’. Es la realidad. La muerte es una ley de la vida, pero morir es muy triste porque la vida es muy bonita. Dentro de mi estilo de vida, que no es caro, tengo a mi alcance lo que me gusta: la música, los buenos platos, la literatura, una mujer bonita, el mar. Eso me llena. Y dejarlo me entristecía.
¿Se siente realizado?
No, porque tengo cosas por hacer y quiero seguir dirigiendo. Vengo de un estrato económico muy bajo. Me crié en el Puericultorio Pérez Araníbar y logré muchas cosas que anhelaba desde pequeño, como dirigir a mis dos patrias, Perú y Cuba.
AUTOFICHA
- Nací en Lima el 12 de enero de 1945. Como futbolista jugué en Defensor Arica, Octavio Espinoza, Juan Aurich y José Gálvez. Fui seleccionado juvenil.
- Como entrenador tuve el privilegio de dirigir la selección peruana (1991 y 1995), así como las de Honduras (1997-1998) y Cuba (2000-2004).
- Fui a siete mundiales hasta Francia 98. Hay la posibilidad de ir a la Copa del Mundo con un medio. Si no se da iré a Cuba, donde comentaré el Mundial desde ahí.
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