El resultado de marzo se debe, fundamentalmente, a una menor confianza en el Gobierno por parte del sector privado, situación que se acentuó con la intención del Estado de comprar los activos de Repsol.
A esa falta de confianza se suma la ausencia de nuevos proyectos mineros pues varios están paralizados por trabas burocráticas. Si se hubieran concretado, habrían ayudado a aumentar la producción y a compensar la caída de los precios internacionales de los minerales.
Una mayor inversión impacta en el avance económico, pero los capitales privados han retrocedido a solo 10% del PBI por año, cuando se requiere volver al orden del 25%. Ese resultado permitirá asegurar un crecimiento de 7%. Por eso, es muy preocupante que el país crezca a tasas menores de 5% porque esa cifra no es suficiente para generar mayor bienestar, disminuir la pobreza y crear puestos de trabajo.
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