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"Evo Morales recuperó la autoestima boliviana"

“En un país de mayoría indígena donde esta no tenía mucha participación en la vida política, con Evo hubo un empoderamiento de las bases indígenas y una autoafirmación de la identidad del boliviano”, dice Paz Soldán.

Foto: César Fajardo.
Foto: César Fajardo.

Autor: Mijail Palacios Yábar.
mpalacios@peru21.com

El domingo se llevaron a cabo las elecciones presidenciales en Bolivia y Evo Morales fue reelegido con más del 50% de los votos, con lo cual asumirá su tercer mandato, hasta 2020. ¿Qué está pasando en Bolivia? ¿A qué se debe el buen momento del mandatario? ¿Por qué Estados Unidos aplaude su manejo económico pese a su discurso considerado ‘antiyanqui’? Conversamos con el reconocido escritor boliviano Edmundo Paz Soldán para analizar la situación actual.

¿Por qué la victoria de Evo Morales ha sido categórica?
Bolivia está viviendo una bonanza económica en los últimos diez años y ha sido bien manejada por Morales. No es casualidad que el Wall Street Journal y el Fondo Monetario Internacional hayan hablado muy positivamente de Bolivia. Lo interesante es que Evo es un político muy sagaz. Ha logrado combinar una retórica de vieja escuela de la izquierda latinoamericana con una política económica de libre mercado, de un capitalismo de Estado, que no es salvaje.

¿Todo el discurso antineoliberal es solo la cáscara?
En el fondo Evo sí se cree ese discurso, pero hay paradojas, ¿no? Los años de Evo serán recordados como los de mayor expansión de la sociedad de consumo en Bolivia, la mayor época de llegada de franquicias norteamericanas, desde Starbucks hasta KFC. En la historia de Bolivia, el campesino siempre ha sido de crear alianzas y de encontrarse en el mercado. Se ha satanizado la idea de que la revolución socialista es antimercado. La bonanza ha permitido que el Gobierno cree una red asistencialista.

Es paradójico que el FMI aplauda el manejo económico boliviano y que el Gobierno lo resalte.
Hace poco el vicepresidente Álvaro García Linera dijo que había que mantener siempre juntos a Gramsci y a Lenin. Él decía que la enseñanza del último es derrotar al enemigo y la del primero es incorporarlo. En la incorporación del enemigo está la creación de una nueva hegemonía. Una vez que se derrota simbólicamente a la derecha, por ejemplo, en Santa Cruz, lo que se hace luego es pactar. A cambio de que el Movimiento al Socialismo (MAS) ingrese a Santa Cruz, se pacta con la élite y se permite que los dirigentes de la clase empresarial continúen con su modelo económico de libre empresa.

¿Ha triunfado el socialismo en Bolivia?
Lo que ha triunfado es un capitalismo de Estado, una visión muy pragmática de las cosas. Es un capitalismo andino. Hay un pragmatismo en la cultura andina que ha terminado ganando la partida a cualquier retórica socialista. Los analistas tienen que actualizar su mirada de Evo.

¿La muerte de Hugo Chávez ha ayudado al presidente boliviano, porque le ha permitido alejarse un poco del chavismo y de Venezuela?
Sin duda. Evo tenía un discurso propio antes de Chávez, pero también una dependencia ideológica muy fuerte de ese intento de construir la patria grande bolivariana. Una vez que se va Chávez, Maduro no tiene la altura para reemplazarlo y Evo psicológicamente se independiza de Chávez.

¿Cuánto ha sumado la demanda marítima contra Chile en esta reelección?
Es un componente más, aunque importante, de un presidente que ha recuperado mucho la autoestima del boliviano. Nosotros hemos tenido siempre una autoestima muy baja y, si hay algo que se reconoce, en los últimos diez años con Evo, es que el boliviano se siente más orgulloso de ser boliviano, y parte de ese orgullo pasa también por esta demanda marítima, que muchos gobiernos han preferido obviar por el hecho de tener buenas relaciones comerciales con Chile.

¿Y la oposición qué papel ha jugado?
La oposición está desmembrada. El fracaso viene desde el principio de esta elección, cuando no se pudo articular esta oposición en un solo candidato. La derecha boliviana no ha podido articularse. Otro problema de este sector es que ha seguido luchando contra el Evo Morales viejo, contra el Evo modelo 2005, acusándolo de socialista, sin darse cuenta de que la gente no vota por ese líder socialista, sino por el Evo capitalista, por el presidente que ha permitido que la economía crezca.

¿Y qué está haciendo mal el jefe de Estado boliviano?
El excedente económico de los años de bonanza debió haberse utilizado para la industrialización. Y otra de las grandes paradojas de la revolución es que se han removido las viejas estructuras del país, pero no se ha cambiado la mentalidad profunda patriarcal y machista. Y eso no ha sido tocado ni por gobiernos de derecha ni de izquierda. Es como el agujero negro de la revolución de Morales. No hay una política de equidad de género en la práctica.

Además, Morales busca perpetuarse en el poder…
Está prácticamente a punto de conseguir dos tercios en el Palacio Legislativo. Si lo hace, puede cambiar la Constitución sin apoyo de otros partidos. Entonces, sí hay un peligro de perpetuarse en el poder. Él dice que se va a retirar luego de esta elección, pero el problema de esta revolución caudillista es que el caudillo no deja que aparezcan nuevos líderes dentro de su partido. No hay una regeneración dentro del MAS. Esta revolución, como todas las que han ampliado su mandato, corre el riesgo de irse desdibujando. Y ese es el desafío de Evo: cómo administrar esta hegemonía.

AUTOFICHA

- “Nací en Cochabamba. Tengo 47 años y desde hace 26 años vivo en los Estados Unidos, pero paso buen tiempo del año en mi país. Soy escritor y profesor de Literatura Latinoamericana en la Universidad de Cornell y escribo mucho sobre la situación política que atraviesa Bolivia”.

- “Soy autor de diez novelas y, además, colaboro en diversos medios de comunicación, entre ellos los periódicos El País (España) y La Tercera (Chile), y las revistas Etiqueta Negra, Qué Pasa (Chile) y Vanity Fair (España)”.

- “El presidente Evo Morales tiene un tipo de liderazgo muy diferente al de la revolución bolivariana del ex mandatario Hugo Chávez y es mucho más austero en el control de los números. No hay tanto despilfarro de los recursos, como ocurre en Venezuela”.


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