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Los turbulentos 100 días de gestión de Nicolás Maduro

Entre su ajustada victoria electoral y la delicada situación económica de su país, jefe de Estado venezolano busca un estilo propio en el sillón presidencial.

(Reuters)
(Reuters)

Nicolás Maduro cumple hoy cien días como presidente de Venezuela, embarcado en una travesía *marcada por la turbulencia *que supuso su ajustada victoria electoral y las denuncias de fraude, pero más por la delicada situación económica de su país.

Maduro poco a poco está consolidándose en el sillón presidencial, pero su posición sigue siendo relativamente débil si la comparamos con la de su predecesor, Hugo Chávez, quien hoy celebraría su cumpleaños número 59.


Ni entre los suyos tiene tanto poder como “el comandante”, ni mucho menos goza del reconocimiento de su legitimidad en los opositores: Henrique Capriles, sigue sin reconocer su triunfo electoral.

No obstante, el heredero político de Chávez se muestra algo más pragmático en lo económico y al tiempo más confrontacional en lo político. Al respecto, BBC Mundo hizo análisis de los cambios entre Maduro y su predecesor.

Su legitimidad cuestionada
Nicolás Maduro le dedicó mucho esfuerzo a consolidarse en el poder tras los cuestionamientos a su legitimidad por las denuncias de fraude electoral.

Los primeros días fueron de protestas y sonoros cacerolazos. Pero ahora, más de tres meses después y a la espera de lo que resuelva el Tribunal Supremo de Jusiticia sobre la impugnación del proceso electoral, el asunto no aparece de manera prominente en la agenda de los venezolanos.

“Si tuviera que decir cuál es el cambio más importante en estos tres meses, diría que es que Maduro se ha legitimado y que eso es actualmente un problema menor”, le dijo a BBC Mundo Luis Vicente León, analista y presidente de la encuestadora Datanálisis.

“No quiere decir que los opositores digan que Maduro es legítimo, sino que cuando le preguntas cuál es el principal problema del país, no responden ‘la legitimidad de Maduro’, te hablan de la economía”, agregó León.

Menos carisma que Chávez
El difunto mandatario, rodeado siempre de una especie de culto a la personalidad fomentada por intensas campañas propagandísticas, gozaba de una conexión muy especial con los suyos.

Su discurso polarizador e incendiariamiente antiimperialista estaba salpicado de chistes y anécdotas de su juventud. También bailaba y cantaba. Era entretenido.

Pero Maduro en alguna ocasión ha tenido que pedir silencio a los suyos mientras hablaba y hasta ha acabado quejándose de que no lo escuchan.

“El dedo de Chávez es irrepetible. No tienen cómo imponer muchas decisiones. Maduro no puede hacerlo en solitario”, opina el periodista Vladimir Villegas, crítico con el chavismo tras años de ser uno de sus dirigentes

Para Luis Vicente León, es irrefutable que “el gobierno no tiene la conexión popular que Chávez tenía, ni Maduro la popularidad que Chávez tenía”.

Algo de pragmatismo económico
Los problemas económicos marcan la gestión de Maduro: un escaso crecimiento que no llega al 1% del PBI, una inflación del 40% interanual y recurrentes problemas de desabastecimiento de bienes básicos.

“Hay múltiples desequilibrios acumulados a través de diez años de mal manejo macroeconómico o evadir decisiones, como subir la gasolina o ajustar el tipo de cambio”, afirma el economista José Manuel Puente, profesor del Instituto de Estudios Superiores en Administración (IESA).

Según Puente, a Maduro “le están explotando todas esas bombas de tiempo que activó Hugo Chávez”.

Expertos en el sector consultados por BBC Mundo suelen señalar sobre todo al control de cambios, el control de precios de bienes básicos y a la política expansiva del Banco Central como los culpables de la situación.

Ante los problemas, la apuesta de Maduro ha sido el pragmatismo, apostando por el diálogo y el impulso de la productividad, para lo que optó por colocar al frente de la situación a Nelson Merentes como ministro de Finanzas.

“Han entendido mejor los problemas económicos que el gobierno de Chávez. Ese triángulo perverso que causa la crisis, el control de cambios, el control de precios y las expropiaciones que minaron la capacidad productiva, el gobierno lo reconoció mejor y más rápido”, opina Luis Vicente León.

“El riesgo para Maduro de que la economía le cueste estabilidad existe de manera significativa”, matizó León.

Más “sectarismo”
Si bien Chávez fue durante sus años al frente del gobierno fuente de polarización, sus herederos han redoblado su apuesta de confrontación en el plano interno.

Son constantes los insultos y ataques contra los tres únicos gobernadores de oposición, tachados de “vagos” y “fascistas” por el propio Maduro, que no duda en repetir que tienen los días contados al frente de sus estados.

Vladimir Villegas califica esta actitud de “política de mucho sectarismo”. “Persiste la confrontación como elemento fundamental de su política”, agregó.

Carlos Romero, politólogo de la Universidad Central de Venezuela, considera que Maduro continúa con “las grandes líneas políticas” de Chávez, como “el socialismo del siglo XXI” y el antiimperialismo.

Lucha contra la corrupción
Villegas, quien considera que los cambios son todavía muy pocos, cree que merece la pena destacar la lucha contra la corrupción.

“Hemos visto más resultados en el corto plazo que durante buena parte del gobierno de Chávez”, le dijo a BBC Mundo. “Son muestras muy tímidas, pero en comparación con lo anterior, hay gran distancia”.


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