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"The Guardian" denuncia destrucción de archivos de Edward Snowden

Jefe de redacción, Alan Rusbridger, contó que agentes entraron al diario y obligaron a periodistas a romper discos duros con información confidencial.

The Guardu}ian denuncia intimidación del Gobierno. (AFP)
The Guardu}ian denuncia intimidación del Gobierno. (AFP)

El jefe de redacción de The Guardian, Alan Rusbridger, describe una escena que parece sacada de una obra de John Le Carré: agentes británicos entran al sótano del diario de mayor renombre del país y obligan a los periodistas a destruir discos duros con información confidencial.

Previamente hubo llamados telefónicos y encuentros con representantes del Gobierno, relata uno de los periodistas más famosos de Reino Unido sobre las escenas vividas en el periódico en relación con la publicación de las revelaciones del estadounidense Edward Snowden por parte del diario.

“Ya se divirtieron, ahora devuelvan el material”, habría dicho una de las “poco convincentes” figuras presentes.

Rusbridger escribe esto dos días después de que la pareja del periodista de las revelaciones Glenn Greenwald, el brasileño David Miranda, fuera interrogado durante casi nueve horas por parte de la Policía británica y aparentemente también por funcionarios de los servicios secretos. Para la gente de The Guardian, otro claro intento de intimidación.

La ola de protestas atravesó incluso el océano y alcanzó también al Gobierno brasileño. “Un acto contra la libertad de prensa”, aseguran los críticos al unísono. “Injustificable”, le dijo el canciller de Brasil, Antonio Patriota, a su colega británico, William Hague. El demócrata-liberal Julian Huppert fue el primer representante del gobierno de coalición del primer ministro británico David Cameron en cuestionar los hechos y hablar de “abuso de poder”.

Miranda actuó como una especie de correo entre Greenwald y su colega de investigación, Laura Poitras, que vive en Berlín. Es probable que haya tenido copias de los datos destruidos por los servicios secretos en el sótano del periódico. De todas formas, el brasileño asegura que no sabía con exactitud qué llevaba en su equipaje.

Para muchos analistas esta afirmación es tan poco creíble como la del Ministerio del Interior británico, que asegura que el interrogatorio de nueve horas basado en una ley antiterrorista fue necesario y adecuado para “la protección de la seguridad nacional”.

“Se puede utilizar la imaginación todo lo que se quiera, pero esto no tiene nada que ver con terrorismo”, aseguró a agencia dpa la presidenta de la organización Reporteros Sin Fronteras en Reino Unido, Heather Blake.

Las palabras de Rusbridge, condensadas en una larga nota de la edición de hoy del diario, son la revelación tras la revelación. Con sus documentos secretos, Snowden demostró cómo los gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido y otros países espían a sus ciudadanos.

Rusbridge demuestra ahora cómo reacciona el Gobierno de Cameron a la revelación de información incómoda: con presión e intentos de intimidación contra los medios. Y todo en la madre patria de la libertad de prensa.

“Esta acción es totalmente absurda”, dice la directora de la asociación de publicistas británicos English Pen, Jo Glanville. Todos saben que los discos duros pueden ser copiados y que su destrucción no impide la publicación de los datos, asegura a dpa, y añade: “Esto muestra lo poco que pueden hacer”.

Y su afirmación recibe un importante respaldo: “No pueden destruir nada, pueden requisar documentos todos los días y siempre tendremos copias de todos”, aseguró este martes Greenwald en Río de Janeiro.


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