Con poderes económicos delegados por el presidente venezolano Hugo Chávez antes de que fuese operado en Cuba hace un mes, más las funciones de su cargo, el vicepresidente Nicolás Maduro tiene el camino libre para llevar las riendas del Gobierno, que se tornará más colectivo sin alejarse de la senda trazada por el mandatario, estimaron analistas.
Maduro, de 50 años y también canciller, designado por Chávez como su heredero político, fortaleció sus atribuciones al recibir del mandatario importantes poderes económicos, como decretar créditos adicionales al presupuesto nacional y expropiar bienes, entre otros.
Por “el diseño de la Constitución, el vicepresidente ejecutivo tiene atribuciones bastante amplias y a eso agrégale las atribuciones (que le dio) Chávez. Eso le permite adelantar una gestión con bastante amplitud”, dijo a la AFP el politólogo Ricardo Sucre.
Maduro recibió ayer el apoyo de más de una veintena de representantes de gobiernos de la región, incluyendo los presidentes de Bolivia Evo Morales, de Uruguay José Mujica y de Nicaragua Daniel Ortega, durante un acto en las calles de Caracas, en el día en que Chávez debió asumir su tercer mandato.
Maduro ya tenía el aval del Tribunal Supremo de Justicia, que dictó el miércoles que el Gobierno puede seguir en funciones sobre la base del “principio de la continuidad administrativa” y de que Chávez no debía ser sustituido en la Presidencia.
Y la Organización de Estados Americanos (OEA) declaró que respetaba la decisión “de los poderes constitucionales de Venezuela”.
Pero este exsindicalista del metro de Caracas, que fue presidente del Parlamento, asegura que su tiempo al frente del Gobierno durará solo mientras el mandatario convalece en Cuba, donde sufre una “insuficiencia respiratoria” surgida tras ser operado por cuarta vez contra un cáncer hace un mes.
“En Venezuela tenemos un solo presidente y se llama Hugo Chávez, tenemos un solo comandante en jefe, nosotros somos simples hombres y mujeres del pueblo que estamos a su lado para acompañarlo y trabajar junto a él”, dijo Maduro ayer a los simpatizantes chavistas.
Los analistas coinciden en que el símbolo de Chávez como presidente servirá para mantener la unidad dentro del chavismo, donde conviven militares nacionalistas con sectores de izquierda afines a la revolución cubana.
Hasta ahora, Maduro ha intentado imitar la retórica incendiaria del mandatario, con ataques verbales a la oposición, acusándola de golpista.
“La estrategia del partido de gobierno es mantener el statu quo hasta que Chávez desaparezca totalmente, que fallezca, o por algún milagro se reincorpore a la vida política”, apuntó el analista político Ángel Álvarez.
Para Álvarez, profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV) el que “diga que gobierna en nombre de Chávez logra mayor legitimidad en el Partido” Socialista Unido de Venezuela (PSUV, en el poder) y en las bases chavistas.
Además pospone la circunstancia de que Maduro tenga que revalidar su posición en unas elecciones de emergencia, fijadas en 30 días por la constitución si se determina la falta absoluta de Chávez por su renuncia o muerte, entre otros factores.
Pero ante la ausencia de la carismática figura de Chávez, Maduro tendrá que apoyarse en un liderazgo más colectivo, sustentado en los ministros, el PSUV y los 20 gobernadores oficialistas que fueron electos en las pasadas elecciones regionales sobre un total de 23.
“Será un gobierno menos personalista porque (Maduro) no tiene el carisma de Chávez, será un gobierno del partido y de las Fuerzas Armadas, más corporativo y menos personal”, apuntó Álvarez.
“La enfermedad de Chávez obliga a un liderazgo más colegiado y más compartido”, coincidió Alexander Luzardo, doctor en derecho político y académico de la UCV.
Pero este año tae serios desafíos. Expertos estiman que el fuerte déficit fiscal hace urgente devaluar el bolívar y recortar el gasto social, lo que podría afectar el apoyo en las mayorías más pobres acostumbradas a los subsidios gubernamentales, en medio de problemas recurrentes como la escasez de algunos alimentos.
Aun así, los analistas estiman difícil que Maduro cambie la dirección estratégica marcada por Chávez, continuando con medidas de regulación económica, estatizaciones y un fuerte gasto en los programas sociales financiados por la millonaria renta petrolera del país, el primer productor suramericano de crudo.
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