Un cabecilla de las FARC murió en un bombardeo militar mientras el Gobierno de Colombia arrecia su ofensiva contra renovados ataques y secuestros de parte de los terroristas.
El deceso de alias “Jacobo Arango”, jefe del quinto frente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ocurrió ayer en el Nudo de Paramillo, una región montañosa y selvática entre los departamentos de Antioquia y Córdoba).
“Es un golpe de alta transcendencia e importancia”, dijo a periodistas el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, quien reveló que “Jacobo Arango” –quien llevaba 34 años en la organización criminal– falleció junto con otros cinco rebeldes.
El funcionario aseguró que Iván Márquez, líder del equipo de negociadores de las FARC en el diálogo de paz que se desarrolla en Cuba desde mediados de noviembre, era el comandante inmediato de alias “Jacobo Arango”.
Pinzón sostuvo que el subnversivo abatido era responsable de masacres, asesinatos y ataques contra las Fuerzas Armadas y la infraestructura económica de Colombia.
Las FARC anunciaron que continuarán capturando efectivos de las Fuerzas Armadas, lo que provocó una enérgica reacción del Gobierno y tensión en la mesa de diálogo en La Habana, justo en el inicio de una cuarta ronda de discusiones el último jueves.
En una señal de los desencuentros entre ambas partes, las FARC criticaron hoy al Gobierno por no acceder a una serie de propuestas que ha presentado en la mesa de diálogo.
Las FARC dijeron en un comunicado leído en La Habana que el Gobierno colombiano ha negado ocho propuestas, entre ellas, el cese bilateral del fuego y de hostilidades, un tema que ha descartado reiteradamente el presidente Juan Manuel Santos.
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