Michelle Bachelet ganó con holgura las elecciones presidenciales de Chile y quedó bien encaminada para triunfar en una segunda ronda, pero su ambicioso plan de reformas podría empantanarse por la falta de respaldo necesario en el Congreso.
La candidata se impuso ayer con un 46.67% de los votos, pero no consiguió la mayoría simple indispensable para evitar un balotaje en diciembre con su rival oficialista Evelyn Matthei, que obtuvo un 25.01% de los sufragios.
“Estuvimos muy cerca de lograrlo (…) y vamos a trabajar para ganar ampliamente en diciembre”, sostuvo Bachelet ante sus simpatizantes tras conocer el resultado de los escrutinios.
“Los chilenos y chilenas han votado por una reforma tributaria que nos permita hacer esta enorme transformación de nuestro sistema educativo, pero también mejorar nuestra salud pública, nuestro sistema de pensiones, nuestras políticas sociales”, dijo la candidata de 62 años.
El resultado electoral no causó mayores sorpresas en el mercado financiero, con una moneda local que anotaba un leve avance ante el dólar y una bolsa estable en sus primeros negocios.
Bachelet –que gobernó Chile del 2006 al 2010– quiere pasar a la historia como la presidenta que corrigió las tremendas desigualdades en el mayor exportador de cobre del mundo a través de profundas reformas en la educación pública y el sistema tributario.
Para eso la candidata necesita un camino sin obstáculos en el Congreso, pero la victoria de sus aliados en los comicios legislativos no fue tan rotunda como la suya.
Aunque el abanico político que apoya a Bachelet, que va desde comunistas hasta democratacristianos, obtuvo suficientes bancas de diputados y senadores para lograr un quórum propio, no pudo conseguir la mayoría calificada para aprobar cambios al sistema político y tendría que negociar votos para una reforma educacional.
Esos son dos de los pilares de la propuesta de Bachelet.
NEGOCIACIÓN EN EL HORIZONTE
Bachelet aprendió de primera mano lo clave que es el Congreso: durante su administración vio muchos de sus proyectos estancarse en el Parlamento. La historia podría repetirse si triunfa en diciembre y no es capaz de negociar con la derecha.
En las elecciones del domingo fueron renovados los 120 escaños de la Cámara de Diputados y 20 de las 38 bancas del Senado. La coalición de Bachelet se quedaría con 68 diputados y 21 senadores, según los últimos conteos.
Su anunciada reforma del sistema educativo, que busca ampliar la gratuidad y pasar a la esfera nacional el manejo de los colegios que hoy están en manos de los municipios, necesita 22 senadores y 69 diputados.
Entre los diputados que fueron elegidos figuran los exlíderes de las marchas estudiantiles: la comunista Camila Vallejo, y los independientes Giorgio Jackson y Gabriel Boric.
En su programa, Bachelet busca promulgar una nueva Constitución que elimine las ataduras heredadas del dictador Augusto Pinochet, que creó un complejo sistema electoral que complica conseguir una mayoría representativa en el Congreso.
Pero eso exige del apoyo de dos tercios del Parlamento, mientras que los cambios al sistema electoral que propone requieren de tres quintos.
La única reforma de Bachelet que necesita mayoría simple es la tributaria, que busca financiar los cambios en la educación.
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