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Volvimos a la vida

ELIMINATORIAS. Perú renació con un triunfo sufrido pero merecido sobre Venezuela en el Nacional. Jefferson Farfán se vistió de figura y le dio vuelta al partido con dos golazos. Paolo Guerrero salió lesionado.

(Alberto Orbegoso)
(Alberto Orbegoso)

Carlos Bernuy Flores
cbernuy@peru21.com

Gracias Jefferson por darme un motivo para usar mi chalina. Porque en ella envolví mi garganta hinchada, marcada por cada grito que fabricó el alma, dibujó el corazón y transmitieron tus definiciones. Gracias Farfán por hacerme caminar hoy con esa misma chalina combatiendo el frío y recordando que soy uno más del Perú. De ese todo que ganó 2-1 a Venezuela, de ese todo que espera a la Argentina de Messi el martes.

Y la esperaremos con la misma chalina, contigo en el campo y mi garganta lista para volver a hincharse. Con esa arma letal que eres cuando estás en el área y no en la volante. Porque si hemos de contar la historia de anoche, hemos de relatarla desde el principio. Cuando Perú estaba timorato, sin rumbo. Sin ese capitán que mande a la mar el barco. Con Vargas corriendo para centrar, con Pizarro perdido y Guerrero recibiendo golpe tras golpe. Solo Ramírez la recibía bien y la pasaba mejor.

En el otro lado del campo estaba Venezuela, otrora ‘cenicienta’ que despertó de su cuento. Ya no más miedo escénico. Ahora orden y patadas. Caras feas como la de Vizcarrondo (que le pegó cuanto quiso a Guerrero) y Cichero. Manejo con un Arango que siempre pidió la pelota y un Fedor que demostraba por qué juega en España.

Pero, aun con todo eso, las chalinas seguían en alto. Con esa frase que empezaba a quedar a medias. Porque, en ese momento, Perú solo eran los que alentaban. Porque en cinco minutos no llevamos peligro, porque en diez tampoco y en veinte menos.

Venezuela, en tanto, ya se animaba con remates lejanos de Seijas (23’) y Rosales (28’). En el lado opuesto, nuestra querida ‘Blanquirroja’ solo figuraba en los registros con una mediavuelta de Pizarro (36’) y un frentazo del mismo jugador del Bayern (38’).

Hasta que llegamos a los 42’ y cometimos un error letal. Esa falla que, seguramente, Markarián quiso evitar a toda costa. Una falta cerca al área. Seijas se internó y Yotún lo trabó. Frente a la pelota, Juan Arango, ese que dijo que pateaba tiros libres mejor que Cristiano Ronaldo. Su primer intento se estrelló en Pizarro, que recibió amarilla por adelantarse. Su segundo intento nos ahorcó con nuestra propia chalina. Fue gol. Fernández no llegó. Quizás a otro arquero con más ritmo no se le habría metido. Quién sabe.

‘FOQUITA’ SHOW
Antes de que todos nos envolviéramos en las chalinas para combatir el frío del miedo, Farfán apareció cual centella. Un minuto del segundo tiempo y la ‘Foquita’ puso el toque sutil ante un pase de Ramírez. Era el empate, era el ‘Todos Somos Perú’ en un grito que llevaba tiempo escondido. Luego Guerrero se fue lesionado, entró Carrillo y, por fin, Farfán de punta. El jugador del Schalke no demoró en demostrar que esa es su posición.

A los 59’ fue Rinaldo Cruzado quien se la pasó a la ‘Foquita’. Sin prisa y sin miedo, el atacante se sacó a Renny Vega y perforó el arco con un derechazo categórico. Volvimos a gritar, a hinchar la garganta. Bendita chalina que estabas allí en el momento preciso.

La expulsión de Cichero (66’) hizo retroceder a Venezuela a la década del 90. Al tiempo en que parecía perdida en el campo. Sin embargo, a los 73’, Arango casi vuelve a ahorcarnos, pero esta vez su tiro libre lo desvió ‘Superman’. Luego la tuvimos con la ‘Culebra’ de cabeza (77’), pero no se dio. Bendita chalina, quédate en mi cuello, envuelve mi garganta, combate el frío, regresa conmigo el martes. Allí estará Messi, pero también Jefferson. Y hoy confío en él.


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