22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

La gente está cansada de viejos. Creo que en las municipales los candidatos que tengan más de 50 años tendrán una bola de acero atada al tobillo
porque la edad será el factor determinante de esa campaña electoral.

Ricardo Vásquez Kunze,Desayuno con diamantes
Las estrellas son, obviamente, el poder. En el 2014 el del municipio y la región más importante del país: Lima. En el 2016 el de la Presidencia de la República. La nueva generación la estamos conociendo en estos días previos a las municipales de octubre. No sólo es el hecho de que se hable con entusiasmo de quienes la están configurando en todos los análisis, informaciones y especulaciones políticas. Es la certeza de que allí se está cocinando algo que perfila lo que vendrá en las urnas: una lucha implacable contra la vieja generación que aletea quizás por última vez.

Ha empezado internamente, dentro de los partidos o remedos de ellos. Mariza Glave (33) desairando a Susana Villarán (65) en sus alucinaciones reeleccionistas. Glave quiere tomar la posta. Soñar no cuesta nada pero el hecho es que los tiempos de pupila y mentora han terminado. Salvador Heresi (48), el exitoso alcalde de San Miguel, samaqueando los apoltronamientos políticos de PPK (76) y Perú Más con Castañeda Lossio (69), el petrificado favorito de todas las encuestas. Sin duda que debe haber sido una experiencia única viajar en el Concorde del que PPK era orgulloso habitué, pero el hecho es que la espectacular reliquia de alas delta y nariz de pájaro ya no vuela más. Así que menos melindres porque las cosas allí parecen estar parejas. Pablo Secada (42) cargando contra los molinos de viento de Raúl Castro (62), el Presidente del PPC, que aspira a media voz a que Lourdes Flores (54) vuelva a lanzarse a una piscina simplemente para ver cuánta agua salpica para sus propios molinos. Que Lourdes termine ahogada es en realidad lo que menos le importa. Buena suerte la de Fernán Altuve (45) y Philip Butters (46) que hasta donde se sepa no han tenido que lidiar contra la férula de ningún veterano en sus aspiraciones o cálculos municipales.

Las cosas pues están claras para el que las quiere ver. Aquí ya no se trata de outsiders. Todos los mencionados tienen un quehacer político. El asunto es estrictamente generacional. A diferencia de fines de los 80 y principio de los 90 del siglo XX, esta vez la gente está hastiada no ya de la tradición política y sus partidos, pues esa “tradición” y esos “partidos” hace mucho que no existen. La gente está cansada de viejos. En la vorágine de la civilización del espectáculo han estado en escena tanto tiempo acaparando puestos, cámaras, micrófonos y repitiendo el mismo libreto que sus rostros gastados irritan y, peor aún, aburren. Ya no dan para más. Tienen demasiado pasado para tener futuro. Ese es todo el problema de la hora presente. Y la solución de cualquier otro problema político pasará por éste.

Así, creo que en las municipales del próximo 5 de octubre los candidatos que tengan más de 50 años tendrán una bola de acero atada al tobillo porque la edad y no otra cosa será el factor determinante de la campaña electoral. Siempre favorecerán la experiencia, la gestión, la honradez, la visión; cómo no. En Lima la gente no quiere otro desastre como el de la Villarán. Pero mientras que para los veteranos eso será tan solo un viejo pergamino, para los jóvenes que tengan experiencia, gestión, honradez y visión será como la aplicación digital que hará fluir sus candidaturas a la velocidad de vértigo que hoy domina el mundo.

De más está decir que esa es la velocidad con la que se conquista las estrellas. Una velocidad que sólo puede imprimir la nueva generación.


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