BUENOS AIRES.- Somos noticia conocida, portada parecida, chisme que ‘ya fue’ y resultado pronosticado. Somos el Perú de la crónica anunciada y el resultado esperado. Somos quienes seguimos esperando el futuro feliz que cubra el presente del dolor. Y la espera continúa, porque ayer una corriente Argentina superó 3-1 a un limitado Perú. Penúltimo capítulo de la ‘magia’ vuelta brujería.
Con caras nuevas esta vez, como Gambetta y Aparicio. Con caras viejas como las del luchador Pizarro y un Vargas que por ratos jugó lo que un día fue. Carrillo y Hurtado no desentonaron, Ramírez hizo el ‘fulbito’ que tan poco produce y Ballón puntuó para cinco.
El equipo de Sabella sintió la ausencia de Messi para hacer algo más. Di María no brilló de enganche y Federico Fernández y Marcos Rojo están lejos de ser defensas que frenen a brasileños o alemanes. O a peruanos. Porque ante la sorpresa general la blanquirroja adelantó a los 20’.
Pizarro dejó atrás a Fernández y ante la apurada salida del portero Romero, definió como lo hace en Alemania. Pero nada nos dura entre las manos. Un minuto después Ezequiel Lavezzi sacó ventaja de un rebote de Penny. Y con el empate llegó el desnivel. A los 34’ Palacio desbordó y ni Gambetta ni Aparicio impidieron que otra vez Lavezzi grite. Un disparo lejano de Vargas, a los 42’, despidió el primer tiempo.
En el segundo, Palacio adelantó a Gambetta para el tercero a los 47’. El resto fue un par de chances de ellos y cositas interesantes de Cristian Benavente como su chance de hacer un golazo a los 59’ al que no hay que ponerle apodos o rótulos de salvador.
Perú perdió y no es noticia. El tiempo nos dirá si algún día seremos la exclusiva.
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