Mónica Delta,Opina.21
El laberinto urrestiano cada vez se enreda más. El ministro del Interior, Daniel Urresti, sufre de verborrea y está en todas partes. Tiene el don del verbo florido y parece que también el de la ubicuidad. Está científicamente probado que las mujeres podemos utilizar 7 mil palabras diarias y los hombres solo 2 mil, pero el entusiasta miembro del gabinete es la excepción. El riesgo es alto cuando se excede la comunicación porque se cometen errores y a veces horrores. Precisamente le ocurrió con el anuncio que hizo el 1 de agosto sobre la incautación de media tonelada de droga en la camioneta de un candidato municipal en Barranca. Resultó ser un tremendo fiasco. No era cocaína, sino yeso. ¡Plop! ¿Hubo cambiazo? ¿Le hicieron el avión al ministro? ¿Quiso obtener crédito político al vincular el hallazgo con un candidato de un partido opuesto al régimen? ¿O fue una pura y dura mentira?
Lo comprobable es que la primera fiscalía contra el crimen organizado, sobre la base del peritaje policial y del Ministerio Público, determinó que no era el volumen de cocaína que el ministro había asegurado, sino que era básicamente yeso. Más allá de las chapas que Urresti quiere endilgarle a Fernando Rospigliosi, porque le incomoda que lo descoloque permanentemente, es evitar caer en este ridículo populismo. Que la desesperación ciudadana por la inseguridad nos obligue a buscar paliativos no le da derecho a la autoridad a no ser rigurosa con la verdad. Urresti debe ir al Congreso y dejar de evadirlo. Debe responder sobre las inexactitudes que manchan honras. Al señor Alberto Tapia ni lo conozco ni había escuchado sobre él, pero tiene derecho al buen nombre. Urresti ni ningún funcionario pueden tener patente de corso para decir lo primero que se les ocurra sin asumir las consecuencias de sus palabras. ¡Basta de cantinfladas!
P.D. Mi reconocimiento y admiración por la trayectoria de Felipe Osterling Parodi, hombre de convicciones democráticas indoblegables. Fue mi primer entrevistado cuando inicié mi carrera en 1982. QEPD.
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