22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

La semana que concluye estuvo marcada por tres acontecimientos que, en una sucesión de hechos, han determinado insumos para el análisis político que, como no puede ser de otra manera, corresponden a hipótesis en la medida que interpretan esos hechos.

Los hechos fundamentales son los siguientes:

1.- Fuga de Martín Belaunde Lossio de su prisión preventiva y domiciliaria en La Paz, Bolivia.

2.- Recaptura de Belaunde Lossio en Bolivia y entrega del prófugo a las autoridades peruanas en la frontera.

3.- Presentación de Nadine Heredia en calidad de invitada ante la comisión del Congreso que investiga a Martín Belaunde Lossio y sus contrataciones con el Estado.

De estos hechos, el más importante es sin duda el tercero, pues abre la posibilidad de encontrar algunas respuestas al panorama que se avecina para la pareja que detenta el poder en el Perú en lo concerniente a sus relaciones con el hoy reo Martín Belaunde Lossio y la red de corrupción con la que está implicado.

La presidenta del Partido Nacionalista y primera dama de la Nación dijo a los periodistas al acudir, en segunda citación al Congreso, lo siguiente con relación a los controvertidos contratos con el Estado que habría hecho su ex amigo y jefe de campaña: “Como todo el mundo sabe, no soy funcionaria del Estado y no he participado ni he estimulado ni he autorizado ni he dado venia alguna para que Martín Belaunde Lossio haga ningún contrato, regular o irregular, con el Estado”.

Luego de lo dicho por la señora Heredia, su estrategia ante la citada comisión investigadora del Congreso ha sido guardar silencio –tal como se lo recomendó dos días antes el congresista Daniel Abugattás– sobre cualquier tema relacionado con Martín Belaunde Lossio que no tenga que ver con las contrataciones de este con el Estado que investiga la comisión. Así pues, el ‘statement’ lanzado por la señora Heredia al periodismo es todo lo que los congresistas pudieron oír de ella, quedando fuera de cualquier respuesta todo aquello relacionado con el tema de los controvertidos aportes de campaña, financiamiento y asesorías brindadas por Heredia vinculadas con Belaunde Lossio cuando este fue su amigo. Esto último, ha dicho la defensa de Heredia, ya fue investigado y archivado por la Fiscalía y, en todo caso, no es materia que le corresponde investigar a la comisión congresal de acuerdo a su mandato, no descartando que Heredia “colabore” con la justicia de ser requerida nuevamente para ello.

El punto de Heredia es el siguiente. Es altamente probable, dada la afirmación tan contundente de la primera dama que, efectivamente, en el caso de los negocios turbios de Martín Belaunde con el Estado (léase regiones), ni ella ni su esposo hayan tenido que ver. Digamos que de todas las imputaciones sobre sus relaciones con Belaunde Lossio, esta sea precisamente la menos probable. Por ello Heredia y su entorno político y legal lo señalan y enfatizan con tanta seguridad.

Pero asimismo –con igual lógica y con toda seguridad también–, es sobre las imputaciones que ella no quiere responder guardando silencio, que sí existe una relación de negocios más que dudosos en la que ella y Belaunde Lossio están involucrados. Para ello también le sirve el ‘statement’ según el cual Belaunde Lossio no tiene “venia” para actuar en su nombre, esto es, para ser su testaferro o intermediario ya no con el Estado, sino con otros particulares, connacionales o extranjeros. Ese es el punto clave.

Que Belaunde Lossio esté hoy preso en el Perú no les preocupa a Humala ni a Heredia. Tampoco que estuviere en Bolivia. Era mejor que estuviese fuera de las garras de la justicia peruana pues así no tendría ningún incentivo para hablar más de la cuenta ¿O Malca y Hurtado Miller han dicho desde su interminable clandestinidad esta boca es mía? Pero preso ya en el Perú, pesa más que cualquier cosa el poder político del presidente y su esposa. Y ese también es un incentivo muy fuerte para que Belaunde Lossio no diga ni pío mientras esos dos estén en Palacio. De ello depende el buen trato que está recibiendo desde el momento que llegó a Lima, protegiendo su ignominia del morbo de la prensa. También su seguridad en la cárcel.

De ahí que Humala y Heredia reciban tirando la casa por la ventana a su homólogo hondureño ese mismo día, como si no pasara absolutamente nada y con ellos no fuera la cosa. Seguros están de que Belaunde Lossio todavía no tiene venia para cantar.


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