22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

A mí me parece que va llegando la hora de que el electorado y la prensa vayan interesándose un poco más sobre cómo van a gobernar el país –y qué van a hacer para ello– los candidatos que, según las encuestas, tienen las mayores probabilidades de llegar a la presidencia.

Todos sabemos ya de qué pie cojean Keiko Fujimori, Alan García, Alejandro Toledo, PPK y algunos otros a la cola del batallón como Urresti y Acuña. Durante años nos hemos enterado –gracias a la prensa– de denuncias, acusaciones, imputaciones, sindicaciones, chismes y rumores sobre estos viejos personajes de la política peruana, así como de los no tan viejos. Los hemos visto desfilando por comisiones investigadoras del Congreso o como testigos o acusados en juicios sonados o como investigados en las fiscalías de turno.

Se han escrito miles de artículos periodísticos sobre ellos y sus gobiernos, se han publicado cientos de libros que atiborran los anaqueles de las bibliotecas en las universidades, se han dictado conferencias a profusión sobre sus yerros y hoy, gracias a la Internet, con solo digitar sus nombres en el buscador podemos encontrar toda la información que alguien quiera tener sobre ellos.

Por si esto no fuera suficiente, los medios de prensa, como parte de su legítimo quehacer de tomar posición frente a tal o cual candidato, se encargan de recordar lo que a su juicio son sus miserias políticas y hasta personales. La República, por ejemplo, viene difundiendo por fascículos “Las denuncias que el fujimorismo quiere que olvides” o “Lo que el Apra no quiere que sepas sobre Agua para Todos”, y así por el estilo. En síntesis, no hay nada nuevo que los peruanos no sepamos ya de nuestra clase política. Así son y es lo que hay.

Pero lo que no sabemos, porque nadie se lo ha preguntado todavía, es qué van a hacer con el Perú de salir elegidos gobernantes en una situación que nacional e internacionalmente no pinta nada bien. Esa es la información que no tenemos. ¿Por qué? Porque vende mucho más ocuparse de las miserias que de las virtudes. ¿O alguien cree que ninguno de estos personajes tiene alguna virtud?

Otra de las razones para que las interrogantes de la prensa a los candidatos no incidan en lo trascendental que es cómo se va a gobernar un país es que se piensa que preguntándoles sobre planes, objetivos o visiones se legitima su pasado. Así, por ejemplo, preguntarle a la señora Fujimori, al señor García o al señor Toledo cómo van a afrontar la crisis china o la desaceleración económica del Perú implicaría que pueden volver a gobernar, lo que para algunos es inaudito.

Pero el hecho es que tan inaudito no es, pues por algo el pueblo los tiene como referentes en las encuestas. El pueblo tiene todo el derecho a saber sobre las sombras de sus candidatos, pero también sobre las luces que estos puedan darnos sobre el futuro de sus probables gobiernos. Cinco años de nuestras vidas bajo cualquiera de ellos no es poca cosa. Entonces, a indagar se ha dicho sobre lo que no sabemos.


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