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Recién estoy tomando conciencia de mi sensualidad”

“No estoy enamorada, pero vivo constantemente ilusionada”, dice Tatiana
Astengo, que protagoniza Deseo Bajo Los olmos (teatro Larco) y Al fondo hay sitio.

(Mario Zapata)
(Mario Zapata)

Tatiana Astengo, Actriz
Gonzalo Pajares
gpajares@peru21.com

Tatiana Astengo es una mujer de pasiones: en la vida, en la ficción. Hoy, además de trabajar en la exitosa Al fondo hay sitio (América TV), protagoniza el drama Deseo bajo los olmos (de J a L, 8 p.m., Teatro Británico, Bellavista 531, Miraflores), donde, atentos fanáticos, hace un desnudo. Escuchémosla.

Tu personaje en Deseo bajo los olmos se casa por interés…
Como suele pasar hoy. ¿Has visto qué actual es? La obra habla de la posesión, del querer engullirlo todo. Hoy todos quieren casa, hipoteca, carro 4×4. En la obra solo quiero una granja con sus vaquitas (ríe). Y, claro, me caso por interés. Es un convenio como los que se hacen hoy, con la diferencia de que ahora piden la tarjeta de crédito (ríe). Pero, luego, a mi personaje se le aparece alguien y descubre que en el mundo también existen el amor, el deseo, la pasión, el sexo… y se vuelve loca, al punto de volverse infiel a sí misma y dejar de lado sus objetivos.

¿Tú lo quieres todo?
Todos queremos todo siempre, pero hoy hay cosas que ya no me interesan: por ejemplo, viajar mucho. Hoy me interesa conocer gente, conversar, saber de conflictos, observar, reír…

¿Eres ambiciosa?
Soy cómoda dentro de lo que necesito. Lo demás, si viene, bien. Si fuera una ambiciosa, hace rato estaría casada con un millonario, no tendría que trabajar (ríe). Pero no podría, jamás me metería con un viejito. ¿Salí con uno? Sí, pero estaba en condiciones (risas) y era inteligente, y me enamoré.

La obra habla de amor y de lo terrible que es el ser humano…
Hay amores que matan. ¿Los he vivido? No porque, mírame, sigo viva; los otros, no sé (risas). El amor te puede llevar a terrenos insospechados y a hacer cosas terribles; hay gente que se mata por amor. Cuando el amor es insano, trae consecuencias negativas.

¿Has vivido amores insanos?
En algún momento, sobre todo cuando se es joven y se desconoce sobre qué va el amor, uno tiene relaciones insanas, autodestructivas, forzadas…

¿Te enamoras del cuerpo o de la cabeza?
De la cabeza, siempre, me pone mal; luego ya viene el cuerpo (risas).

¿Enamoras con tu cuerpo o con tu cabeza?
Por mi cabeza, porque no soy tan consciente de mi belleza. Recién a ‘estas edades’ estoy tomando conciencia de que soy sexy. Me digo: “¿Soy sexy?, qué raro. ¿Por qué me verán sexy?”.

Porque impones tu presencia…
Gracias. Sé que tengo una presencia, pero nunca sé hasta qué nivel aparece esa sensualidad; es más, yo siempre me he visto como un hombrecito. Recién estoy tomando conciencia de mi sensualidad y estoy tratando de manejarla, de utilizarla, de disfrutarla. Hoy me siento mejor. Esto tiene que ver con conocerse a uno mismo, con saber tus límites y aceptarte como eres.

¿Ya te aceptaste?
(Ríe). Es un trabajo largo, que nunca acaba. Lo que antes no me gustaba hoy me gusta: no me gustaba mi nariz gordita, hoy me encanta; no me gustaba mi boca grande, hoy me encanta. Y cuando lo aceptas, lo explotas, y comienzas a jugar… pero en mi trabajo, en mi vida personal, soy más rockera, más guerrera, más hombrecito.

Tu registro es amplio. Estás haciendo comedia en la TV y drama en el teatro. ¿También te sientes mejor actriz hoy?
Me siento muy cómoda; estoy feliz con lo que estoy haciendo: cosas tan variadas y enriquecedoras que me permiten aplicar todo lo aprendido antes, desde el programa de Carlos Álvarez, pasando por las telenovelas, hasta hoy. Además, cuánto más interesante sea tu vida, más interesante será la construcción de tus personajes. Yo soy recontra chancona. Por ejemplo, por Deseo bajo los olmos no salí de vacaciones, y me la paso viendo películas, investigando, leyendo, haciendo todo lo que me ayude a ser míos mis personajes.

¿Has vivido mucho?
Un huevo (risas). Yo no me escapo de las situaciones, de los conflictos: soy una kamikaze. Me encanta descubrir, necesito saber, conocerme, entender…

¿Qué tan al límite has estado?
Al punto de querer desaparecer de la tierra, de la vida. Cuando era jovencita y había terminado con un amor, sentía que no era nadie, me quería morir. ¿Suicidarme? No, pero había demasiado dolor, no podía soportarlo y quería desaparecer de este planeta.

En Al fondo hay sitio eres ‘Reyna Pachas’, una mujer difícil…
Ser amante no es fácil. Ella conoció a ‘Luchito’, un hombre casado, y se enamoró. Pero un día decidió tener su lugar: ser esposa, casarse y que sus hijos fueran por la vida sin culpa, dignos.

¿Alguna vez fuiste la otra?
No, nunca; no he podido (risas). Se me pasó por la cabeza, pero dije no hay forma, es muy difícil, no es bonito, pero ante esto nunca hay que decir nunca.

AUTOFICHA

- ‘Reyna Pachas’, mi personaje en Al fondo hay sitio, no es muy educada, no tiene muchos valores, envidia, desconfía; pero también es cándida y mata por sus hijos.

- No he podido ser ‘la otra’, pero nunca hay que decir nunca. Con obras como Deseo bajo los olmos, uno comprende a quien pasa por esto.

- Cuando uno es joven es celoso, inseguro. Uno debe estar alerta a las señales: saber cuándo detenerse, respirar, reflexionar y, si vale la pena, avanzar.


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