Juan Claudio Lechín,Desde Nueva York
Analista Político
Obama está debilitando a los Estados Unidos en lo global y por ende a la democracia mundial.
Obama llegó al poder bajo un manto de reivindicación racial y a la necesidad de descansar del belicoso e ignorante Bush. Obama, en cambio, venía de Harvard, con su negro color y sin rencores, con su sonrisa llana que prometía lo que siempre soñamos: el arribo del gobernante bueno; una utopía siempre nueva y permanentemente desacertada. Un hombre bueno en el poder es un inútil, pues el poder consiste en imponerse sobre los semejantes, bien sea, imponer la ley y los intereses nacionales, en países democráticos, o imponer los caprichos y la lascivia de la soberbia, en países caudillistas…, pero invariablemente se trata de imponer.
Siendo Estados Unidos un país altamente institucionalizado se pensó que un líder como él ventilaría ese establishment sin dañar su fuerza. No ha sido así. Bajo Obama, Estados Unidos y el proyecto liberal y democrático, que representa, ha sufrido un retroceso enorme a nivel global.
No solo Rusia ha repuntado con un Putin que, como cualquiera, es su pasado y en su caso es un duro de la KGB; sino que ha dejado que China haga calistenias imperiales, lo que está provocando el rearme del Japón, pero además está dejando que la Cuba castrista desmonte a occidente de América Latina para sustituirlo por Eurasia (China, Rusia e Irán). Durante este largo embate del modelo cubano, Estados Unidos ha traicionado sin asco a la América Latina democrática que apoyó con fondos y sangre su lucha anti-comunista y anti-fascista durante el siglo XX.
En Estados Unidos ha penetrado la propaganda comunista de terminar con su rol de policía del mundo. Esto es en apariencia una notica maravillosa, la existencia de un imperio feliz, y merecería mixtura y melodías melosas, pero la lógica de los poderes civilizatorios es otra y cuando no crecen, decrecen y un cercano día verán que China y Rusia controlan su patio trasero Latinoamericano.
Personalmente creo que el liberalismo es el ciclo histórico vigente que supera a las monarquías (incluidas las descomposiciones plebeyas del comunismo y el fascismo); que Estados Unidos no está de caída pues habría un imperio con propuestas civilizatorias alternativas y China es una monarquía partidaria, un modelo político muerto que vive por la inercia de la historia, sin propuestas civilizatorias alternativas. Pero es un fuerte competidor del poder global. El retroceso de Obama, obligará a una reacomodación inmensamente costosa, sobre todo para Latinoamérica que sigue pagando la devastación del socialismo del siglo XXI.
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