CARACAS (Reuters).– El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, endureció su lucha por controlar los precios anunciando nuevos topes a los alquileres comerciales y amenazando con detener a quienes aumenten los precios de los productos, en medio de una “guerra económica” que busca domar la galopante inflación.
Como parte de su ofensiva, el mandatario ya había ordenado la fiscalización de miles de comercios y procesado legalmente a un centenar de empresarios, lo que produjo largas colas de compradores, saqueos aislados y consumidores contentos.
El heredero de Hugo Chávez anunció nuevas inspecciones a negocios y dictó, entre otras medidas, un decreto que fija el precio máximo de arrendamientos comerciales a 250 bolívares por metro cuadrado –unos 40 dólares al tipo de cambio oficial– cuando falta poco más de una semana para unas elecciones municipales que serán un termómetro de su popularidad.
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