José Cevasco: ¿Un escándalo inducido?

Un amigo de mi generación, político él y viejo en esas lides, me dijo: “En política no hay que usar el karate, sino el judo”. Cuando le pregunté por qué, me respondió: “De lo que se trata es usar la fuerza del atacante en beneficio de uno”. Hoy me pongo a pensar y creo que el escándalo del plagio de César Acuña, que emergió como un problema grave para él, se ha convertido en un “escándalo inducido” a su favor: sacando algo bueno de lo malo, para cumplir con un objetivo, “hacer que todos sigan hablando de él”.

Dicen, además, los políticos: “Lo importante es que hablen de uno, en positivo o negativo, ya que lo peor que me puede pasar es que nadie hable de mí”. ¿Cuál es el objetivo de esta tesis? Pues simple, el político tiene que ser más conocido que el cebiche. Por ello, la reacción del señor Luis Favre, de lanzar el video comparando al candidato presidencial con Martin Luther King, no es otra cosa que aplicar el judo y no el karate, es decir, usar la fuerza del contrario en su beneficio.

Desde que apareció el tema del plagio, Acuña ha ahorrado en publicidad por radio, televisión, prensa y redes sociales, sin temor a equivocarme, más de lo que le puede haber pagado a su asesor de campaña. Es decir, la propaganda le salió barata. Ahora, no hay que dejar de decir en esta hipótesis que el tema del plagio, que tiene que ver con la viveza y criollada, podría ser visto como un asunto de identificación entre el candidato y muchos de los votantes; no por algo somos un país lleno de informales y que a muchos les gusta la piratería.

En buena cuenta, visto como una maniobra, sin entrar al análisis de lo que es correcto o incorrecto desde la ética y la legalidad, el asunto del plagio como tema de estrategia política podría tener un resultado positivo en la campaña del mencionado candidato presidencial. Y en honor a la verdad, ¿cuál es la característica de los votantes que deciden una elección en el Perú? Ustedes tienen la respuesta.