Somos un país fragmentado. Proclamamos la unión, pero en la práctica no la propiciamos. En el Congreso se vocifera unidad, pero en los hechos esto no sucede; nueve bancadas parlamentarias lo gobiernan, haciendo que sea cada vez más difícil llegar a los acuerdos que cimientan la estabilidad política del país.
Esta fragmentación alcanza también a los candidatos presidenciales; tenemos 19 planchas, en su mayoría empujadas únicamente por el deseo de obtener un “pedazo de la torta”. Saben que no llegarán a la segunda vuelta. Sin embargo, están allí, ofreciéndose al electorado como salvadores, siendo su único afán llegar hasta donde puedan para luego ofrecer su apoyo a cualquiera de los dos candidatos que consigan estar en la recta final, y así conseguir alguna cuota de poder con el partido o alianza que gane la elección.
¿Acaso nuestros políticos no se dan cuenta de que, mientras más fragmentados se presenten al proceso, más dividen a los peruanos?
Leí que, cuando un país tiene más candidatos, es más subdesarrollado. Eso es verdad. Si existiera madurez política en nuestro país, buscaríamos discutir menos y avanzar más, buscaríamos la unidad y no la división, y ese buen ejemplo que podría darnos nuestra clase política sería un buen mensaje para la población.
Con 19 candidatos a la presidencia, tendremos más shows mediáticos, más enfrentamientos verbales y, con seguridad, desconcierto y pugna entre la población. Ojalá que ello no termine en desgracias. Es probable que esté arando en el mar, que la ilusión de la unidad de los peruanos y de su clase política se diluya como el humo en el aire. Pero no puedo dejar de decirlo. Si las cabezas de nuestro país están fragmentadas, ¿qué le espera a nuestra nación? Que Dios nos ayude.
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.