Tiene una visión muy crítica y hasta pesimista del Gobierno y, en general, de la clase política. Martín Tanaka califica de “mediocre” el papel del Ejecutivo durante el 2013 y advierte que Humala perdió un año crucial.
¿Cómo terminó Ollanta Humala el 2013? ¿Desgastado? ¿Golpeado?
El 2013 parecía muy tranquilo, las encuestas decían que la popularidad del presidente subía, tanto así que hubo cierto entusiasmo y se comenzó a pensar en la candidatura de la primera dama. Pero creo que el Gobierno se complicó innecesariamente, desgastándose mucho con el tema de Nadine y, luego, metiéndose en peleas, un poco gratuitas, con Alan García y la oposición. Por eso terminó bastante debilitado, desgastado.
Usted menciona como un error el ‘caso Nadine’, ¿el tema está cerrado o jugarán esa carta?
Creo que esa carta está esperando y será evaluada en su momento. En política las cosas cambian y si ven que es su mejor carta electoral, la van a jugar.
¿Modificarán las normas?
Buscarán la manera de hacerlo viable, no me queda duda. En este momento, es como la única carta, no hay un plan B. Se la jugarán toda y si no les sale, se quedarán sin nada, improvisarán y será un desastre.
¿Para el gobierno fue un año mediocre, malo o para el olvido?
Fue muy mediocre, lo que es muy malo porque era el año que debió haber aprovechado. La atención en términos electorales estuvo en la revocatoria.
¿No tuvo iniciativa?
En política pública muy poca. Tuvo que ver con el estilo de (Juan) Jiménez, que se preocupó más en no hacer olas, que en lanzarse a iniciativas ambiciosas y, luego, se vio muy involucrado en los dimes y diretes. Intentó un diálogo, pero Humala no lo respaldó.
¿Se dieron reformas de fondo o se perdió el tiempo en apagar incendios?
Creo que se perdió mucho tiempo. A finales del año 2012 pensábamos que el énfasis en los temas sociales iba a ser muy fuerte. Además, en el sector Interior se hizo muy poco. Al final, la percepción es que perdió un año que era crucial para el país.
La inercia de este Gobierno depende del carácter del mandatario, que está solo, sin asesores fuertes, más que Nadine…
Sí, claro, el presidente, cuando llega, tenía ideas fuertes sobre lo que quería hacer y estaba plasmado en la hoja de ruta. Una vez que se pelea con el grupo de Salomón Lerner se queda solo y se ha ido aislando cada vez más. Ahora uno lo ve con un manejo de corto plazo, apagando incendios, reaccionando a coyunturas, pero no hay una conducción más allá.
Hablemos del escándalo López Meneses. ¿Cómo manejó este caso?
No lo manejó bien. Dejó demasiados cabos sueltos en su explicación y generó la sensación de que está encubriendo algo o que el pobre no sabe lo que está pasando. En cualquiera de las dos, queda muy mal.
En un artículo, usted señaló que la constante de los casos López Meneses con Humala; César Almeyda con Toledo; y Petroaudios con García era la debilidad del poder político. ¿Siempre veremos así a los presidentes?
Los presidentes llegan al poder sin un aparato sólido de respaldo, con coaliciones improvisadas en las que se cuela mucha gente y se enfrentan a redes mafiosas que se las ingeniaron para subsistir.
¿Eso nos espera el 2016…?
Sin duda, tenemos que asumirlo como parte del paisaje, está aquí para quedarse. Yo creo que estamos condenados a vivir con eso. Desde ese punto de vista, ningún partido puede rasgarse las vestiduras y escandalizarse porque les pasó a todos.
TENGA EN CUENTA
- “Alejandro Toledo quedó muy mellado en su credibilidad. Su imagen es de alguien que salió de abajo, pero ahora ya se mareó y le gusta la plata”.
- “Fue un Muy mal año para el Congreso, que refleja el sistema político. Ya es parte del paisaje. En el próximo Congreso nos seguiremos quejando”.
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