Convertido en piñata mediática, Carlos Zambrano atraviesa su momento más difícil como seleccionado. El jugador que mejor defiende en el fútbol peruano parece quedarse sin defensa, sometido al bombardeo en las redes sociales y a los varapalos de la prensa internacional. De pronto, algunos ya no lo ven como el zaguero que juega al límite sino como el futbolista proclive a la violencia que puede boicotear nuestras posibilidades de ir al Mundial. Su expulsión en la semifinal de la Copa América, el tonto penal sobre Jozy Altidore y la salida temeraria que rebanó a James Rodríguez lo han puesto en el centro de las miradas, a menos de un mes del inicio de las Eliminatorias.
El hincha que antes lo aplaudía hoy lo observa con recelo, mientras el mundo le imprime la etiqueta de leñador y recomienda no invitarlo a la fiesta.
Todo eso le hace poca justicia a un zaguero casi impasable en el uno contra uno, rápido en la anticipación y eficiente en el juego aéreo. Un futbolista con indiscutible calidad y un alto nivel de agresividad, algo que suele ser un plus si se aprovecha bien. Ocurre que a Zambrano le cuesta canalizar su temperamento y a menudo se deja dominar por el personaje, ese que le dicta intimidar al adversario con rudeza. Por eso, algunas faltas del chalaco son tan groseras que solo pueden ser explicadas desde el descontrol emocional. El ‘León’ lleva muchos años en Europa, pero no ha aprendido a pegar, siempre queda en evidencia. Tipos como Paolo Montero o Diego Lugano construyeron sus carreras con el machete al viento y el traje de cirujano puesto.
Ninguno dudaba a la hora de meter la pierna, aunque no solían regalarse a los árbitros. Tampoco se condicionaban a sí mismos en la previa de un partido, como hizo el ‘León’ antes de enfrentar a Chile. “Olelé, olalá, estamos en Santiago y qué c… va a pasar”, escribió aquella vez en su cuenta de Instagram. Luego plantó la suela en la espalda de Aránguiz y dejó a Perú con uno menos a los 20 minutos. Esa patada condicionó el resultado y puso en marcha esta historia que lo tiene como inesperado villano. El jugador del Eintracht Frankfurt debe corregir muchas cosas, pero antes que un problema es una solución para la selección. No lo convirtamos en el malo de la película. Que atempere su carácter sin perder el rigor sobre el rival. Que siga siendo el mismo, solo que un poco diferente.
@franciscocairog
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